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-Señor, hemos conseguido recibir una comunicación del Furia Dorada, nos comunican de que han enviado transportes para evacuar a todo el que se encuentre en ese momento en el patio central.-Informó el interrogador, que lucía en su brazo izquierdo una nueva quemadura, producida por el lanzallamas de algún pielverde, pero que no impidió que pudiera seguir luchando, aunque solo tuviera una mano.
 
-Señor, hemos conseguido recibir una comunicación del Furia Dorada, nos comunican de que han enviado transportes para evacuar a todo el que se encuentre en ese momento en el patio central.-Informó el interrogador, que lucía en su brazo izquierdo una nueva quemadura, producida por el lanzallamas de algún pielverde, pero que no impidió que pudiera seguir luchando, aunque solo tuviera una mano.
   
-Bien, quiero que vayas con el Capitan Lount, me dijo antes de ir con un pelotón cercano que tiene una escuadra desplegada cerca del punto de evacuación.
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-Bien, quiero que vayas con el Capitan Lount, me dijo antes de ir con un pelotón cercano que tiene una escuadra desplegada cerca del punto de evacuación.-Dijo, echando a correr cuando el fuego enemigo aminoró, posiblemente debido a que centraron su atención en un trío de desafortunados guardias, que perecieron antes de tan siquiera darse cuenta.
 
[[Categoría:Relatos de Horus]]
 
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Revisión del 22:09 12 dic 2013

Prólogo: Un trabajo cotidiano

Hace años que veía esas calles, y no había podido acostumbrarse al sufrimiento que se respiraba, miró a alguien, quizá un mendigo o algún drogadicto, nunca se molestó en hablar con él, su cara miserable era un reflejo de todo el estrato de la megaciudad de Magrius, la capital del mundo que había llamado hogar desde que llegó hace ya varios años, le tiró un crédito al plato medio oxidado como tenía costumbre, tras lo que se metió en el edificio en el que residía.


-Hola Radox.-Le saludó su vecino, uno de los pocos que todavía residían en aquel edificio a punto de colapsar por el peso de los años.-¿Sabes si vienen los cobradores hoy? -Tranquilo, parece que vienen la semana que viene, esta vez tendrás suerte.-Contestó con la cortesía que tenía acostumbrada.


-No lo creo, en la factoría no quieren a los que no podemos caminar bien, dicen que retrasamos la producción.-Dijo con una cara sonriente, que ocultaba su miseria, Radox se despidió con un comentario amistoso y subió las escaleras.

Llegó a su apartamento, tras lo que, mirando que ningún cabrón se hubiera colado, mecanicamente se dirigió a su habitación y ,sentándose en su corroído colchón, sacó de debajo una caja de madera, que abrió, dejando ver un aparato, que activó. Tras unos momentos el aparato se iluminó, dejando ver la pequeña figura holográfica de su compañero, un hombre vestido con ropajes suntuosos, pero de aspecto desharrapado, su cara, marcada con cicatrices profundas de algún tipo de quemadura, parecía complacida. -Saludos....Inquisidor.-Dijo con un tono servicial, sonriendo hacia sus adentros mientras lo hacía.


-Hola, precisamente estoy a punto de comentar con el comandante Thaddeus nuestro siguiente movimiento.-Dijo.-Y parece que traes noticias.-Comentó a continuación, que era justo lo que pensaba, pero era algo natural, puesto que el hombre con el que Radox estaba conversando era  un psíquico, un telépata concretamente, pero no estaba seguro de como le había comenzado a leer la mente a través de ese extraño aparato.


-Si, he conseguido ver una de las posibles localizaciones de esa secta adoradora de xenos.-Dijo con un tono seguro.-Ya hablé con Damasia, ha conseguido engatusar a uno de los adoradores que pillé, y al parecer la va a guiar a su santuario para que presencie un rito.-Dijo seriamente mientras se sacaba un pequeño cuaderno de notas, listo para repasar los datos que su compañera le había contado.

-Según ese hereje se reúnen en un viejo santuario imperial, también describe a su líder como un ser inmenso y superior, lo cual limita las opciones conocidas, y espero que sea de las conocidas, por lo menos estamos acostumbrados a las atrocidades que hacen.-Dijo con un tono algo preocupado.


-Si, por lo que percibo, pareces preocupado, pero no te apures, el nuevo plan se pondrá en marcha a la hora prevista y acabaremos con ellos antes de que esto sobrepase nuestra capacidad de respuesta.-Dijo, cortando la comunicación holográfica. Radox se permitió el lujo de sonreír, esta noche podrían conseguir acabar con esto de una vez, y así de confiado se fue, venir a transmitir información se le había vuelto muy pesado, pero por fin podría hacer algo de verdad, algo útil para el Imperio.

Esta parte de la mega ciudad planetaria era un infierno de desgracia y delincuencia de día, de noche era lo mismo, solo que la luz solar era sustituida por la eléctrica.


-Oye guapo,¿quieres pasar un buen rato?Solo son treinta créditos.-Le dijo una prostituta al hombre, que se alejaba mientras la mujer, viendo que no obtendría nada, cambiaba su tono incitante para insultarle con palabras que Radox no había escuchado en mucho tiempo, se detuvo en una esquina al ver pasar a un grupo de personas, entre las que veía a unas pocas mujeres, Damasia entre ellas, cruzaron miradas durante una fracción de segundo, entonces, cuando ya casi veinte metros separaban al hombre del grupo, este los siguió, llegando a un edificio de aspecto viejo y dañado, varia y enormes grietas se veían en su barroca fachada.


-Vaya, pensaba que estos tipos eran idiotas con algo de sentido común, pero ir en grupos de quince....-Dijo en voz baja para sí mientras  se acercaba a una de las ventanas de la planta baja, estaban rotas y tapadas malamente con tablones viejos y otros objetos mal colocados. Miró a través de un pequeño hueco, viendo como un hombre, lo mas seguro que el último del grupo, se ponía una túnica blanca con extraños y profanos símbolos carmesíes, tras lo que se metió en una puerta, iluminada con una antorcha. Abrió la puerta y miró la mal iluminada casa, parecía vacía, entonces caminó hacia la entrada de aquel lugar desconocido al que esos adoradores se fueron, parando al ver colgadas varias túnicas en un perchero, de las cuales tomó una y se la puso, para ser sorprendido por unos pasos  su espalda, se maldijo mil veces por no haber revisado aunque fuera durante un momento la zona.


-Oye,¿Qué haces aquí?-Dijo a su espalda, Radox se giró, viendo a un tipo con una túnica similar a la que acababa de tomar, tenía una cara arrugada, remarcada por sus amplias orejas.


-Acabo de llegar, hace poco que fui aceptado.-Contestó, viendo como la expresión del hombre, que sostenía un rifle láser se volvía amistosa ante la mentira que acababa de darle.


-Pues ve bajando hasta llegar al santuario, hoy vamos a purificar las ofrendas y a ofrecérlas en sacrificio, es algo que tienes que ver.-Dijo con un tono amistoso, cosa que Radox contestó amistosamente, utilizando su mejor talento para ello:La mentira.

Bajó por las escaleras aparentemente interminables hasta llegar a una sala que a duras penas parecía capaz de soportarse, estaba ampliamente decorada, tenía una forma semicircular, formando una ruinosa imitación a un teatro al aire libre, en el cual había decenas de personas con túnicas sentadas en los asientos rezando con musicalidad versos ininteligibles e inconexos, en lo que a ojos de Radox parecía el escenario del teatro habían varias mujeres, ahora sabía lo que significaba lo que antes le dijo ese guardia idiota.


Los cantos cesaron en cuanto apareció en el escenario un hombre de túnica carmesí con los símbolos en blanco, llevaba varias joyas y filigranas doradas , tenía un rostro solemne y de aspecto sabio, debía ser el líder.


-Hermanos y hermanas, el grandioso Superior me ha hablado, dice que tras este sacrificio que saciará su hambre nos revelaremos al mundo y podremos dar a conocer su grandiosidad a todo este mundo.-Dijo con un tono solemne y carismático, que inspiró una oleada de vítores entre los cultistas.

Radox se ocultó en un saliente que había en el irregular terreno subterraneo, por un momento se preguntó su origen;¿Sería algun tipo de subciudad, la habrían construido estos cultistas a lo largo de mucho tiempo, o era cosa de alguna civilización pre imperial?No tenía forma de saberlo, solo sabía una cosa ahora que por fín se había conseguido infiltrar, que debía esperar y vigilar para saber que sucedía.

El rito siguió despojando a las pobres víctimas de sus ropas para lavarlas con un agua lodosa mientras se recitaba un cántico extraño, para terminar, una plataforma hexagonal se abrió en el centro del presunto escenario, de la que se escuchaba un sonido inhumano, desconocido y salvaje, seguido de un eco chirriante que innundó la mente del mal ocultado Radox, solo sintió una vez eso y fue cuando Seth, el Interrogador, como le llamaban todos gracias a sus habilidades psíquicas, telepáticas concretamente, por lo que supuso que lo que fuera que había allí abajo tenía capacidades similares.


-El Grandioso Supremo nos está pidiendo que lo alimentemos.-Dijo el lider del grupo de adoradores, tras lo que cogieron a un hombre y a una mujer del grupo de futuras víctimas, que fueron arrojados por dos adoradores armados con rifles láser entre gritos, seguidos de otros mientras seguían arrojando, miró en busca de su compañera, que para su alivio no estaba entre los desgraciados que estaban siendo arrojados hacia esa misteriosa criatura, sino junto a otras personas de aspecto ansioso, seguro que estaba junto a aspirantes de verdad.


Quedaba un pobre diablo que iba a ser lanzado hacia su muerte cuando escuchó lo que era la señal para actuar de Damasia, viniendo en forma de los disparos de los pocos cultistas que habían en la entrada mientras eran abatidos por las tropas de las FDP y el escuadrón de soldados de asalto inquisitoriales que iban junto a sus compañeros para acabar con esto, mientras varios guardias comenzaban a repartir rifles láser y automáticos, además de cuchillos y todo tipo de armas entre los monjes, Damasia se apartó hacia una zona semioculta mientras le partía de forma bella y exquisita el cuello a uno de esos adoradores armados, quitándole su arma y ocultándose tras los restos de una columna gruesa.


-¡En nombre del Imperio seréis purgados!-Dijo la característica voz de su viejo compañero mientras aparecía tras un grupo de soldados, posiblemente FDPs, armados con rifles láser, que se ocultaban donde podía mientras disparaban y esquivaban los disparos de las armas de los cultistas, hiriendo a parte de los primeros soldados que aparecían, vió a su compañero con su característca cara quemada tras una cobertura  formada por la parte mas alta de los que eran los asientos, disparando con su pistola bolter. Un fogonazo voló sobre su cabeza, Radox aprovechó el momento para escabullirse entre coberturas formadas por pequeños derrumbes que estaban comenzando a producirse por la explosión de algunas granadas. De fragmentación que ya comenzaban a volar.


-Mierda,¿es que no saben que estamos bajo tierra?-Dijo para sí Radox, que esquivó una ráfaga láser por parte de un soldado antes de que fuera abatido por una mujer vestida con una túnica ya manchada de rojo, mientras lo apuñalaba en el cuello con un viejo cuchillo. Se quitó apresuradamente la túnica, tras lo que, ocultándose bajo unos pocos escombros, sacó de los bolsillos interiores de su chaqueta su cuchillo y su pistola bolter, saliendo de su cobertura para apuñalar en el pecho a un enemigo, que intentaba matarle con una oxidada bayoneta anclada a su rifle automático.

Corrió mientras miraba la batalla que lideraba su compañero, de la inmensa sala en la que todo estaba sucediendo, ellos tenían mas de la mitad bajo su control, disparando hacia los cultistas que quedaban, que se acercaban como si no pensaran por sí mismos hacia el foso, intentando defenderlo, su líder estaba tras una cobertura, esperando algo, Radox  avanzó, ya casi estaba en en el foso, disparó a tres adoradores, que cayeron al momento, se giró en cuanto escuchó un ruido, apuñalando en un costado a otro mas, para posteriormente dispararle en la cara. Siguió avanzando con decisión, disparó contra un par mas de enemigos antes de quedarse sin proyectiles, sorprendiéndose de que hubiera matado a tantos en una sala cerrada, normalmente su pistola bolter potenciada tenía medio cargador tras un encuentro, pero dejó de pensar en ello para apuntar hacia el último cultista armado, dándose cuenta de que algunos se estaban rindiendo, para lanzarle su cuchillo hacia el pecho, provocando que cayera en el foso que intentaba proteger, los guardias y su compañero se relajaron, buscó a Damasia, la había visto hacía uno o dos minutos, cuando  disparó contra tres enemigos que estaban desprevenidos. La encontró sentada en un asiento, parecía haber sufrido un corte algo profundo en la pierna, parecía doloroso.


-Vaya, podía haber llegado antes.-Dijo Radox con un tono optimista mientras se acercaba a u compañero, que estaba junto a dos guardias que actuaban de escolta.-Pero creo haberte dicho que fueras junto a una escuadra de soldados de asalto, y aquí solo veo miembros de las FDPs.-Dijo a continuación, mirando a los soldados de uniformes grisaceos, eran buenos soldados, posiblemente fueran lo mejor que este mundo puede ofrecer, y eso le ayudaba, porque lo hicieron bastante bien.


-Los traje, pero cuando nos limpiamos el edificio y comenzamos a entrar, esperando que llegaran a tiempo, nos atacaron.-Dijo el hombre de cara quemada, explicando  la situación.-Al parecer toda la población de los tres bloques cercanos estaba bajo algún tipo de influjo, se volvieron sumamente agresivos y nos atacaron con todo lo que tenían, los guardias que dejé aguantaron hasta que llegaron los soldados de asalto, están montando guardia.-Explicó mientras sacaba de su capote, similar al que portaban los comisarios, una pistola de plasma, que entregó a Radox.


-Gracias, a veces esas habilidades tuyas no son tan inquietantes.-Comentó mientras miraba el arma que le habían dado, guardando su pistola bolter tras cambiarle el cargador.


-Eso ya lo sé, pero creo que lo inquietante para tí viene ahora.-Dijo mientras comenzaba esbozar una sonrisa, Radox nunca se había acostumbrado a verlo sonreír con la cara que se le había quedado tras esa misión en aquella factoría química,y esa vez no era diferente.

-Vaya mierda, la próxima vez le pido que vengan soldados conmigo.-Dijo Radox, que bajaba por  el foso atado a una cuerda que parecía a unto de partirse, miraba a su alrededo, viendo una caverna iluminada malamente por algún tipo de hongo fluorescente y por su pistola de plasma.

Aterrizó sobre una masa algo pegajosa, miró abajo, donde la iluminación ambiental tan extraña del sitio apenas era notable, se agachó, parecía que la masa que tocaba era algún tipo de restos orgánicos, movió su pistola de plasma, con la luz azulada que iba con ella, viendo lo que sospechaba desde que la peste de este lugar golpeó su nariz:Cadáveres, cadáveres humanos a medio consumir, parecían haber perdido los huesos y parte de su grasa, dejando un montón de carne que se estaba comenzando a descomponer, se asqueó ante lo que vio, para luego girarse cuando le pareció escuchar un ruido, encontrándose cara a cara con algo que no había visto nunca.

Era una masa deforme de carne verdosa, parecía mas una planta que un animal, puesto que parecía tener raíces en la roca, tenía unos tentáculos acabados en una especie de cuchillas de hueso de color anaranjado, culminado por una especie de boca, tendría que verlo cuando estuviera muerta, alzó su arma y miró a la cosa, a falta de un término mejor, para sentir un dolor impresionante, se estaba metiendo en su mente otra vez, sus defensas mentales eran fuertes, puede que por eso la vez anterior no sintiera lo que sentía ahora, pero esta vez su mente casi quedó expuesta, tras eso disparó, hiriendo a la criatura con una quemadura incandescente., entonces el dolor se agudizó y cayó a a viscosa masa de restos descompuestos.....

-Hola.-Dijo Radox, viéndose en una habitación vacía frente a lo que parecía una mezcla entre un orko, un genestealer y un eldar, formada como si fuera un puzle del horror.-Eres lo que había hace un momento frente a mí,¿me equivoco?-Dijo con un tono algo arrogante, ahora que podía ser el mismo y plantarle cara a esa cosa.


-Parece que no eres tan idiota como el resto de seres que he devorado.-Dijo mientras daba vueltas alrededor de Radox

. -¿Qué eres,criatura?-Preguntó mientras le seguía la mirada a esa cosa que tanto le inquietaba, temiendo que si perdía la concentración un momento moriría.


-Soy algo que lleva aquí desde antes de que tu y los tuyos llegaran a mi mundo y masacraran a los seres de los que me alimento, por lo que creí correcto alimentarme de vosotros.-Dijo mientras se acercaba lentamente, dando vueltas y vueltas.


-Lo que será apropiado es tu eliminación, xenos, y creo que lo sabes.-Contestó Radox, sabiendo que si no se mantenía firme estaría con el Emperador. -

Lo que consideres apropiado no me importa, humano, perecerás como todos los demás, de hecho solo tengo que debilitar tu mente, por lo que solo tengo que esperar unos minutos para conseguir comenzar a alimentarme.-Dijo la cosa, jactándose de la situación.

Radox comenzaba a sentirse débil, esa cosa lo distraía para que no despertara, caminó durante un tiempo, sentía como sus defensas mentales comenzaban a caer, hasta que vio a lo lejos lo que e parecía una puerta a la que se dirigió a toda prisa, cuando un grupo de orkos armados con cuchillas o rebanadoraz, como las llamaban, le cortaron el paso.

-Parece que tu corruptora influencia ha llegado hasta mis recuerdos, y si lo hubieras hecho bien podrías haber elegido a esa comando eldar que....bueno, deduzco que tarde o temprano me matarás, tal y como decías antes, así que lo dejaré así.-Dijo mientras desenfundaba su pistola  de plasma, disparando contra uno de los orkos, matándolo, inmediatamente despues los otros cuatro atacaron, aunque para poder acometer con sus armas de filo solo llegaron dos, puesto que los disparos de Radox eran demasiado certeros, esquivó un corte, para sacar un puñal de su chaqueta y apuñaló en el ojo al orko, haciéndole retroceder, aprovechando el momento para lanzarse hacia atrás y esquivar el ataque del otro.


-Ríndete, ahora mismo ya he comenzado a drenar nutrientes de tu cuerpo, solo relájate y encomiéndate a tu Emperador.-Dijo el ser ahora sin cuerpo mientras Radox mataba al último de los dos orkos, sacando de su cabeza el cuchillo que antes había hundido en ella, aunque sabía que no lo necesitaría.


Abrió la puerta simple de madera y despertó, encontrando un entorno que hacía deseable el sueño.


Radox estaba tumbado, con una especie de cuchilla de hueso de uno de los tentáculos clavada en su brazo izquierdo, en el que llevaba su cuchillo, que no podría volver a empuñar, de una parte hueca de esa garra o cuchilla, Radox no sabía como denominarlo, había una especia de músculo del que salían tentáculos finos como cables que estaban clavados como agujas a lo largo de su brazo, intentó levantarse, consiguiendo quedarse de rodillas, el mundo le parecía diferente, aunque ese lugar tan putrefacto ya le parecía otro mundo, miró hacia su pistola de plasma, la alzó como pudo mientras sentía una sensación de debilidad que se apoderaba de él rapidamente.


-Definitivamente debiste haber elegido a esa comando eldar capullo.-Dijo mientras sonreía lo mejor que podía, descargando su incandescente arma contra la criatura, que comenzó a morir, emitiendo un eco psíquico que casi hace desmallarse a Radox nuevamente, cosa que hizo tras pegarle dos tiros de gracia con su pistola de plasma antes de que se sobrecalentara y tuviera que soltarla.



-Inquisidor,¿me escucha?-Dijo la voz del tecnosacerdote Ullan Cram, que miraba a su paciente mientras se levantaba.


-Alto y claro Ullan, alto y claro.-Dijo mientras se levantaba, miró su cuerpo, se notaba muy bien, tal vez fuera por el tratamiento al que su compañero le había sometido, o tal vez a que porfían había descansado en una cama decente, no le importaba demasiado en ese momento, cambió su actitud momentaneamente relajada en la neurótica y pseudohumorística que tenía acostumbrado.

-¿Qué han hecho con el ente xeno?


-De los restos que habían en esa cámara rescatamos lo posible, nos desharemos de los restos cuando terminemos los estudios.-Informó obedientemente.


-Me alegro de ello, esa cosa tenía facultades psíquicas muy potentes, puede que tenga que tomar medidas para ello.-Dijo mientras se acercaba a la salida de la enfermería, para encontrarse con el Interrogador.


-Espero que te encuentres bien.-Dijo mientras se acercaba a su compañero, para acompañarlo a su camarote.

Llegaron a un camarote con una puerta de aspecto mas adornado  robusto que las que vieron  al llegar, también parecía tener una especie de placa táctil en lo que parecía un cerrojo, el inquisidor puso su mano en ella, y la pantalla brilló ante el electrotatuaje subdérmico  tenía en la palma de su mano, la puerta se abrió y entró, dejando al Interrogador en la puerta, para que, una vez cerrada, se marchara. ==Radox se miró al espejo ornamentado que tenía ante él, mirando el aspecto casi lamentable del traje de matón de poca monta que había estado llevando durante tanto tiempo, sabía que en cualquier momento el Furia Dorada, el crucero en el que hace tanto tiempo había estado viviendo, saltaría hacia algún planeta mas tranquilo donde realizar las reparaciones y el abastecimiento necesarios mientras los arbitres y los FDPs se encargaban de acabar con esos sicarios psíquicos que la criatura programó para atacar antes de morir, la paz en el Imperio tal y como se debe mantener, dejando un cadáver tras otro hasta conseguir sepultar un millón de colmenas. Y así, el inquisidor Radox Aradian dejó el sistema, contento por el deber cumplido, y temeroso de lo que pasaría en su próximo destino.

Informe Uno: La Guerra del Sector Anrat

Radox caminaba en una sala lujosa, su larga chaqueta de cuero, tanto como la que llevaban los afamados y temidos comisarios, antaño de color negro con complejos grabados de oro y plata flexibles, bajo el que llevaba un peto, tendría que haber cogido su peto antifrag con revestimiento de cetramita y sus protecciones ornamentadas para dar una imagen de guerrero y así poder tener la apariencia intimidante que debería tener, pero si llevara todo eso no podía permitírselo, después de todo este era un sistema muy alejado del resto del Imperio, y aunque las escuadras de soldados de asalto que había en su nave y las fuerzas que lo acompañaban podían crear una pequeña guerra por si mismas, no serían suficientes, por lo menos si lo que temía se hacía realidad, cosa que comprobó al mirar la decoración, no estaba acostumbrado a esos objetos fuera de unas instalaciones de estudio del Ordo, era tecnología eldar, había trofeos de todo tipo en la sala, y eso era inquietante.

-Saludos, oh, grandioso inquisidor.-Dijo el orondo hombre de lujosas ropas que entraba con un séquito de nobles y comerciantes lameculos, además de una escolta de soldados armados con rifles láser Inferno, por un momento Radox se preguntó de donde los habían sacado, dado lo sumamente dificil que era verlos fuera de las escuadras a las que les eran distribuídos

.-Bienvenido a Choltia, soy Robert Ackhum, el gobernador.-Dijo, estrechando su mano con la de Radox, que miró con su cara de diplomático que canto había estado usando durante reuniones como esas.

-Saludos gobernador, me gustaría conocer lo que sucede.-Dijo mientras dejaba al gobernador para adentrarse en el pasillo del que vino, como imaginaba, había trozos de armaduras y armas eldar en vitrinas a ambos lados, se giró hacia el gobernador con mirada inquisitiva.

-¿Sucede algo?-Preguntó.

Tonterías dichas por un hombre que sabe la respuesta. Miró al inquisidor, que parecía haber examinado las piezas con una mirada rápida.

-Tienes una inmensa colección de artefactos xenos.-Dijo mientras volvía a la sala de recepción del hangar privado del gobernador.-Y curiosamente todos pertenecen a los seres conocidos como eldar....¿Puedes explicar esto sin que te declare hereje aquí y ahora?-Preguntó, el gobernador tragó saliva, lo tenía donde quería.

-Verá, hace años encontramos indicios de actividad extraña en una de nuestras lunas, cerca de la única catedral del satélite y, como es natural, envié a mis tropas para ver que sucedía, cuando volvieron trajeron todo esto como botín de guerra, al parecer los eldar estaban en la luna y querían hacer algo allí, aunque no sabemos el qué.-Explicó el gobernador detalladamente, haciendo señas con los brazos de puro nerviosismo.

-Es una buena historia, pero no contesta por qué los tiene como si fueran obras de arte.

-Verá, con las leyendas de los terribles piratas eldar que azotaban el sub-sector, y el hecho de que consiguiéramos vencer hizo que quisiera lucir en el palacio esto como un........símbolo de victoria contra esos seres.-Dijo con tono elaborado, como si así fuera a tener un castigo mas leve.

-Es un motivo loable, señor Ackhum, por lo que lo dejaré vivir, pero necesitaré una de tus naves de transporte de tropas, a quinientos soldados y por último, dadme todos los trofeos que lucís con tanto orgullo.-Dijo Radox con determinación mientras se retiraba hacia su nave, concibiendo la parte de su futura estratagema a cada paso que daba.



La tercera luna de Choltia, conocida como Choltia Prime debido a su tamaño, casi dos tercios mayor que sus otras dos lunas, tiene una atmósfera apta para la vida humana, se convirtió en un lugar de cultivos que abastecían a gran parte del sistema, su capital era la única ciudad en condiciones, coronada por la algo alejada catedral del Santo Trimeas, un santo conocido por luchar junto a los fieles a las doctrinas imperiales cuando una rebelión independentista amenazó con engullir el sistema. Y ahora se enfrentaba a algo que podría engullir el sistema, solo que la amenaza no la producían los humanos.

-Señor, llevo casi siete años a su servicio y he visto como ha realizado extrañas estrategias para conseguir extinguir la amenaza, pero lo que propone es.....algo muy cuestionable.-Dijo Krytus, el único marine espacial del séquito del inquisidor, escogido por este al saber que pertenecía al capítulo de los Aves de Presa, conocidos por su adaptabilidad y su habilidad para adaptarse e improvisar.


-Solo hay una cosa común a todos los eldars, y es que todo lo que hacen lo hacen por algún motivo, aunque suela ser para sus intereses y no para los nuestros, pero por una vez, he leído sus estrategias.-Dijo Radox, pecando de orgullo, recordando como había trabajado como asesor estratégico y estratega antes de que fuera reclutado en la Inquisición, conservando hasta entonces su orgullo acumulado por las victorias conseguidas. -Y si sus motivos son remotamente beneficiosos para el Imperio, puede que lo que voy a proponer funcione.-Y tras eso solo esperó.

Los sensores del Furia Dorada por fín detectaron algo, concretamente una nave eldar que entró en el sistema., dirigiéndose sigilosamente hacia la luna, sin detenerse, hasta que, oculta a cierta distancia de cualquier nave, planeta o satélite, recibió un mensaje proveniente de alguien proveniente del Imperio.

Radox miró desde el espaciopuerto como aterrizaba la nave xeno, era preciosa, con formas curvilineas y una belleza innegable, le gustaba poco destruir algo tan bello, aunque fuera alienígena.


De la nave salieron varios soldados xenos, conocidos como guardianes, que con una bella rapidez crearon un pasillo por el que salió una eldar aún mas bella con una armadura ceremonial, eso casi molestó al inquisidor, pues había visto y matado a muchos xenos, pues matar a algo que no tenía ni un rasgo humano era fácil, pero los eldars, con el gran parecido que compartían con los humanos, causaban una extraña sensación en Radox, que no sabía si interpretar eso como una cruel broma del universo o como una simple casualidad, pese a todo, eso nunca lo había disuadido, y esta vez no sería diferente.


-Me he dignado a venir a parlamentar con vosotros porque mencionaron tu nombre, Inquisidor Radox.-Dijo la vidente de ropas negras con detalles verdes y joyas rojas, era Rakteer, todavía recordaba la horrible reputación que poseía entre algunos de sus colegas de la Inquisición, todo porque por su culpa se activó un mundo necrópolis sobre el que había un preciado mundo forja.


-Pues lo tomaré como un honor, sobre todo viniendo de alguien con una reputación tan temible.-Dijo, haciendo un ademán de entrar a la xeno, que aceptó.


-Conozco tu reputación tambien, Inquisidor Radox, se perfectamente que estas aquí porque nuestras actividades han generado una respuesta, hemos tenido suerte de que haya respondido alquien que no nos menosprecia como el resto de mamíferos de tu especie.-Dijo despectivamente, Radox pocas veces había tratado con eldars, y de esas veces dos acabaron con un exterminatus, y se olía que eta iba a ser la tercera.


-Vamos al grano.-Dijo Radox, que quería zanjar el asunto antes de que comenzara a perderse en la palabrería que podría soltarle la eldar de un momento a otro.-Sé que vosotros nunca haceís algo sin motivos, sois tan simples como los pielesverdes por lo que supongo que quereís algo,¿no es así?-Dijo, la eldar sonrió, había encontrado un momo listo.


-Tienes razón, Inquisidor, venimos a este planeta por una razón, y es que por este sistema pasará una horda de esos seres a los que llamaís orkos, y si no los deteneis, todo este sub sector entrará en pánico.-Declaró la eldar, Radox la miró a los ojos, sabía que en la parte de los orkos decía la verdad, por lo que debería llamar al regimiento de la guardia imperial mas cercano para que defendiera este sistema, siempre y cuando fuera una invasión débil, pero siguió con la espina clavada, algo no encajaba.


-Por cierto, xeno, puede que aunque tu aviso sea real, no justifica que enviaras a un grupo de soldados contra la catedral, creo que hay algo de vuestro interés, si no no habríais hecho algo tan directo.-Dijo, la eldar miró con mas interés, cosa que se le clavaba como una espina a Radox, había visto esa mirada muchas veces, era como cuando un timador se jacta de una víctima que comienza a darse cuenta de que fue engañada. -Debes de ser el único de tu especie que pueda llegar a discernir el mas simple de nuestros pensamientos.-Dijo la eldar, que ahora parecía mas normal, Radox casi sonríe, como lo haría un niño con minusvalía mental ante un comentario condescendiente como aquél.


Krytus estaba contemplando la escena, había escuchado sobre los inquisidores y su forma de actuar a veces casi herética, pero no lo había creído hasta que había sido reclutado por su actual maestro, después de todo,¿quién mas podría tratar de una forma tan abierta con un xeno sin ser mandado perseguir y matar?,estaba en contra, y cada fibra de su ser le decía que apuntara a esos alienígenas con su bolter y que descargase su furia contra ellos, pero se retuvo, había sido entrenado para adaptarse, aunque fuera casi mas fácil adaptarse a las condiciones de un mundo letal.


-¿Cree que nos meterá en otro lío?-Preguntó el Interrogador, esta vez vestido con un uniforme de combate modificado con piezas de algún aparato para psíquicos, llevaba un rifle de plasma entre manos, mirando casi a cada lado, posiblemente debido a la presencia de esos eldar. -Recuerdo que siempre fue así, le gusta demasiado juntarse con esos xenos para evitar derramamientos de sangre innecesarios, según dice, pero me cuesta no relacionar los actos de mi señor con la herejía, y eso que no lo he acompañado ni en la mitad de sus misiones.-Dijo el Interrogador a continuación, que miraba la escena, tentado de usar su telepatía para leer los pensamientos de su señor, aunque no se atrevía, puesto que sabía que la voluntad y entrenamiento de su amo le había preparado sumamente bien para intrusiones psíquicas.


-No me parece un hereje, de hecho consiguió dirigir una campaña bastante exitosa contra los orkos.-Recordó el marine por el canal de comunicación interno de su servoarmadura.


Pasaron los minutos hasta que quedó claro que el humano no iba a sacar nada en claro de una negociación sutil con los emisarios eldar, pero cuando se preparó para tener un enfoque mas directo la xeno pareció recibir una comunicación, tras lo que sonrió picaramente, mostrando una expresión de victoria en su rostro.


-Lo lamento mucho Inquisidor, pero debo retirarme, hay asuntos mas importantes que vosotros de los que debo ocuparme.-Dijo, poniendo fin a la tensa reunión diplomática.


Y así Radox observó lo sucedido gracias a las cámaras arácnidas jokareo que colocó bien ocultas por la sala, la verdad es que le impresionaba la funcionalidad de aparatos como su guantelete láser y sus  arañas-cámara, que habían sido producidas por xenos, y no por unos cualquiera, sino por los jokareo, una raza que, pese a sus avances, era difícil de determinar si era inteligente o no, pero eso era una incógnita para muchos, así que lo dejó de largo, con la esperanza de que algún colega del ordo lo confirmase.

-¿Algo interesante?-Preguntó Oligar, Radox se sentía muy inquieto con él, pese a saber que su lealtad era incuestionable.

-Nada, pero no creo que hayas acudido aquí sin que te haga llamar para nada, por lo que dí lo que quieras y márchate.-Dijo el inquisidor, no deseaba ser molestado.

-Verá, hemos estado haciendo el trabajo de investigación, y al hablar con los servicios de seguridad de la zona.-Dijo, irguiénose sobre sus casi dos metros de estatura.-Resulta que hace unos pocos meses comenzaron a hacer detenciones a varios individuos por prácticas heréticas,al parecer realizadas coincidiendo casi con las fechas de eclipses solares originados por esta luna.


-Parece algo preocupante, pero nosotros estamos para investigar el motivo de la presencia eldar, cualquier actividad herética se la dejaremos a los arbitres, la Eclesiarquía o cualquier estimado inquisidor del heréticus o del Malleus.-Dijo Radox, cortando el hilo de la conversación mientras se levantaba, ya había revisado tres veces su encuentro, intentando descubrir el por qué había terminado tan rápido, antes incluso de que pudiera saber que tramaban.


El inquisidor supo demasiado tarde que era lo que tramaban los xenos: Necesitaban que los humanos se vieran retenidos en el subsector, enviando fuerzas para fortificarlo, y eso lo hicieron facilmente, sobre todo con el descubrimiento de un culto herético local que adoraba al maléfico ente conocido como Khorne y con los avistamientos documentados de naves de asalto eldar, y todo para detener un relativamente debil waaaagh orko, aunque parecía otra parte de un plan mayor, cosa que comenzaba a causarle molestia, pero se había visto en el epicentro de un conflicto contra los brutales xenos, en el que Radox tuvo el nada envidiable honor de combatir, como estaba haciendo en el interior de la fortaleza de Udris Secundus, que había sido asaltada por los orkos antes de que fuera evacuada.

-Señor, hemos conseguido recibir una comunicación del Furia Dorada, nos comunican de que han enviado transportes para evacuar a todo el que se encuentre en ese momento en el patio central.-Informó el interrogador, que lucía en su brazo izquierdo una nueva quemadura, producida por el lanzallamas de algún pielverde, pero que no impidió que pudiera seguir luchando, aunque solo tuviera una mano.

-Bien, quiero que vayas con el Capitan Lount, me dijo antes de ir con un pelotón cercano que tiene una escuadra desplegada cerca del punto de evacuación.-Dijo, echando a correr cuando el fuego enemigo aminoró, posiblemente debido a que centraron su atención en un trío de desafortunados guardias, que perecieron antes de tan siquiera darse cuenta.