Wiki Fanon Cuarentamil
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Makerin V, un mundo altamente industrializado que proporcionaba armas y blindajes de vehículos a la Guardia Imperial, manteniendo una prosperidad económica que se mantuvo........hasta la llegada de los Tau.

Los Tau, que buscaban extender sus dominios en una campaña conocida como la Tercera Esfera de Expansión, enviaron un ejército al sistema, centrando su atención en Makerin V, el único mundo habitado del sistema.

Pero los Imperiales respondieron.

En respuesta a la amenaza xenos, el Imperio envió una fuerza militar conjunta con el objetivo de librar de influencia alienígena a ese mundo imperial para que permaneciera junto a la Luz del Dios Emperador.

La consiguiente guerra se cobró víctimas de ambos bandos en inmensas cantidades, hasta que una amenaza surgida de las profundidades de la capital planetaria se cobró muchas mas.

Parte de los habitantes fueron atrapados en medio del caos resultante de los destructivos conflictos que se originaron en su hogar, obligando a muchos de ellos a hacer lo indecible para sobrevivir bajo el amparo de la muerte y la enfermedad, hasta que sus lástimosas vidas fueron vistas por una entidad superior........

Poco a poco, entre los supervivientes que se mantenían en la asediada capital conenzaron a surgir cultos dedicados a la de macración y la decadencia que su deidad les exigía, que Nurgle les exigía. Llegando a liberar entre sus seguidores una de sus plagas mas odiadas y temidas.

Y ellos la recibieron con total adoración, deseando extenderla, consiguiéndolo.



Los Tau, que nunca se enfrentaron a esta inhumana amenaza ordenaron, bajo la orden del etéreo Au'Ro'Ar la evacuación de sus tropas del sistema, provocando una huida apresurada en la que abandonaron a muchos de sus militares a sus suerte mientras analizaban el cómo volver para conseguir que el Bien Supremo triunfara sobre todo aquello.



Tras esto, el conflicto siguió, solo que el Imperio cambió de enemigos que eliminar, pero con este enemigo no pudieron triunfar, debilitándose y perdiendo terreno ante la marea de seres y cultistas, en medio de todo ese caos intervinieron unos invitados inesperados al conflicto.

Una banda errante de piratas, ajena a todo lo sucedido, intentó aterrizar en el espaciopuerto de la capital, siendo su nave derribada por las deefensas antiaereas automáticas que el Imperio estableció antes de evacuar la capitál.

Capítulo Uno: La Ciudad Condenada[]

El que se adentra en el hogar de los muertos (Horus 112) []

El inquisidor caminó por las callesa su lado estaba Krytus, embutido en su servoarmadura, tras el cual estaba la escuadra de tropas de asalto que los acompañaban, a su izquierda podía ver a Damasia y Enkia, y, como tenía costumbre, ahí estaba Oligar, apartado del grupo para no interferir con el resto, y viceversa.

-Bien.-Dijo Radox mientras se detenía en el centro de una calle salpicada de ruinas y cadáveres.-A partír de aquí nos dividiremos. Damasia, tu cogerás a las tropas de asalto y a Oligar para investigar , yo, Enkia y Krytus avanzaremos hasta la calle de ascenso al barrio noble, quiero transmisiones regulares cada dos horas, si alguno de vosotros tose sin motivo justificable será ejecutado, y ahora, a divertirse.-Concluyó el inquisidor mientras avanzaba bajo el amaparo de la lluvia y los truenos de esa tormenta que apareció de la nada.


Llegaron a un edifico de oficinas, debían estar en un barrio administrativo.

-Esto es malo, primero la Plaga, la tercera en todo el sector, luego esa nave, y ahora se pone a llover.-Dijo Radox, que  meovía su gabardina con su mano izquierda para que goteara ela gua sobrante mas rápido.

-¡Por el Trono, necesitamos refuerzos!-Escuchó debilmente el grupo encima de sus cabezas, se miraron mutuamente, el marine hizo una seña, haciendo ver que los cubriría desde la retaguardia, el grupo entonces andó hacia las escaleras que, iluminadas por un sistema eléctrico que parecía al borde del colapso, daba al lugar un aspecto tenebroso. Radox desenfundó su pistola bolter y acó de un bolsillo una de sus dagas.

Subieron en silencio mientras escuchaban el ruido de un tiroteo y el de gritos de ira y frustración de un sargento imperial con muy mal caracter.

-Parece algún tipo de transmisión de radio, puede que haya supervivientes cerca.-Dijo Krytus con la distorsión habitual de su casco.

-Si, pero me interesa más saber por qué si hay un equipo de comunicaciones no hay nadie contestándolo.

Abrieron las puertas, viendo el horror que respondió al interrogante del inquisidor.

En su interior había una veintena de figuras, siete de las cuales correspondían a una escuadra de la Guardia Imperial, entre los que se encontraba el encargado de un equipo de comunicaciones, que Radox ya estaba deseando desconectar.

Pero antes tendría que ocuparse de la docena de figuras, correspondientes a varios zombies de plaga, que, al poder inhalar el aroma de algo vivo, se lanzaron con la renqueante velocidad que sus piernas les permitían, deseando comer algo que respire.

Oligar alzó un par de pistolas láser arcanotecnológicas, que disparó contra el mas cercano, matándolo, el inquisidor hizo lo mismo bolándole la cabeza a otro, para ver como el marine se libraba de cuatro con una increible sucesión de golpes secos y mandobles de su hacha de energía que, aunque desconectada, era capaz de partir un cuerpo en dos sin problemas.

El resto de criaturas cayeron ante los ataques de las armas del pequeño grupo, hasta que la sala vacía quedó así nuevamente, entonces el inquisidor se relajó algo, soltando un suspiro como prueba.

-Señor, mire esto.-Dijo Oligar, que examinaba una mancha de sangre junto al encargado de comunicaciones, que mas tarde descubrió era un mensaje grabateado por una sangre que se comenzaba a coagular por si misma:

Soy el cabo Ferdus de la escuadra 34, nos han abandonado aquí sin posibilidad de sobrevivir, el sargento de un pelotón mecanizado nos ha dicho que vayamos a... Decía el mensaje, tapado por la sangre de un disparo que alguien propinó el pobre cabo en la cabeza con un arma automática.

-Interesante.-Dijo Radox, que aprovechó para tomar el micrófono del equipo de comunicaciones portatil, en el que se seguí escuchando un tiroteo, que parecía haberse detenido.-Hola, hola, respondan por favor.

Hubo un momento de estática en la que el mercenario y el inquisidor se miraron con falsa calma, que el mercenario ocultaba bien tras su casco,  el marine miró a la pareja mientras comprobaba que la zona seguía siendo segura.

-¡Menos mal!-Dijo una voz femenina, que sustituyó a la del tipo de momentos antes, que debió haber perdido la voz.-Soy la soldado Bedina, estamos en el distrito residencial de la zona media de la ciudad, estamos en una de las instalaciones de los Arbitres, tenemos armas y medicinas, pero no tenemos demasiados excedentes de comida o agua, hemos mandado a varios grupos a por comida, si quiere, puede unirse a nuestras fuerzas.-Dijo con un tono educado y disciplinado que, sin embargo, rezumaba a desesperación, se notaba que no confiaba  en las posibilidades de los suyos de sobrevivir.

-Lo siento, tengo otros planes, pero puede llamar a un grupo de guardias imperiales que acaban de aterrizar cerca de las catedrales de un distrito marginal por el canal 23, si pueden ayudarle lo harán, decidles que el Inquisidor Radox Aradian se lo ordena.

-¿Cómo? Ah, gracias, pero....¿Usted es un....?¡Sargento Idhuy, venga!-Dijo, desapareciendo cuando el mensaje fue cortado cuando el inquisidor desconectó el equipo de comunicaciones mientras se levantaba.

-Parece que hay fuerzas imperiales.-Dijo el marine mientras miraba hacia la entrada de la que vinieron, por la que Radox salió.

-Si, espero que todo les vaya bien, pero si no tenemos éxito, las cosas les irán todavía peor.



Salieron del edificio cuando los rayos del sol se filtraban entre la última nube de tormenta de la tarde, Radox estuvo a punto de inhalar con fuerza, pero se detuvo cuando vio al grupo de cultistas que caminaban de manera distraída, vestían harapos llenos de sangre mugre y vete a saber que otras asquerosidades. Hizo una seña a Oligar, que asintió mientras alzaba su lanzadardos, acoplado a su muñeca izquierda, con el que disparó un virote de metal contra la cabeza del que parecía ser el líder del grupo, que cayó fulminado, cuando quisieron reaccionar, los dos proyectiles bolter que el marine disparó los condenaron.

-Parece que no somos los únicos que están por aquí.-Comentó el inquisidor mientras caminaba en la dirección en la que habían llegado los cultistas.-Y puede que esto nos indique el camino  a seguir.-Dijo, viendo como ante ellos se abría un camino de edificios en ruinas, provocadas sin duda por los bombardeos, entre lo que podía ver los distintivos disparos de las armas de inducción Tau, parecía que había compañía  cerca.

-Señor, creo que tendremos que comenzar a abandonar esta zona.-Dijo el marine, situado ahora a un par de pasos de su amo, que se giró, para ver como de las puertas y ventanas aparecían, como llamados por la carne y la sangre, decenas de criaturas, Radox tragó saliva, sabía que los astartes eran inmunes y que parecían evitar en la medida de lo posible a los parias, pero a el se lo iban a comer. Desenfundó su pistola de plasma con la mano derecha y la bolter con la izquierda, disparando contra los cadavéricos entes mientras se retiraba hacia el edificio donde estaban los Tau, confiando en que decidieran matar a los zombies de plaga en lugar de a ellos.

Caminaron, corrieron y treparon por las ruinas mientras de vez en cuando se detenían para matar a algún grupo de cultistas o para retrasar al inmenso grupo de no-muertos, pese a que ya los dejaban algo atrás, sabía que ellos no necesitaban descansar.

Solo comer.

Radox disparó lo que quedaba del cargador de su pistola bolter, matando con cada disparo a una criatura, mientras con su pistola de plasma acababa con otras tantas, miró hacia los lados, viendo como Oligar disparaba con sus pistolas láser, sembrando muertes dispersas, entonces, como habían hecho por tercera vez, dejaron que una ráfaga de proyectiles bolter explosivos que Krytus disparaba mermaran a la horda.

Ya solo estaban a unos minutos de ver a los xenos, quién iba a decirle a Radox que unos tau con estrés postraumático y ganas de matar les podrían salvar el culo.

Se rió con seguridad, viendo como ese acto de aparente locura parecía elevar la moral a sus compañeros.

Bien, porque si esto era lo mas suave que se iban a encontrar, necesitarían la moral bien alta.


Llegaron al edificio, viendo conforme avanzaban cadáveres con evidentes marcas de haber sido abatidos por armamento de inducción, Radox no sabía si sonreir o prepararse para lo peor. Caminó hasta que pudo escuchar claramente los disparos de las armas de inducción de los xenos, pero estaban mezclados con el sonido de las armas imperiales al que con los años el inquisidor tristemente se había acostumbrado.

-Señor, hemos recibido una transmisión de Enkia, parece que ha encontrado a supervivientes de la nave, los ha descrito como un grupo que usted consideraría interesante.-Dijo el marine, terminando la frase con un tono casi normal para una persona, Radox negó un momento con la cabeza, sonriendo a la vez, la chica aprendía, puede que tuviera todavía mas potencial del que creía, puede que eso fuese lo mas interesante de la misión, al fin y al cabo.

-Bien, dile que me mantenga informado, que deje a Damasia al cargo y que le diga que como acabe jugando con alguien de ese grupo sin obtener algo de información como mínimo se va a enterar.-Contestó el inquisidor, aprovechando el momento para pensar en qué diría si se encontrara con los Tau.

Cruzó una puerta cerrada a cal y canto, que Krytus abrió de una brutal patada, que podria haber alertado a los no muertos de lo que quedaba de edificio en poco tiempo.

Pero el grupo de personas armadas que los apuntaban parecían mas apremiantes.

-Hola....¿Todo bien?-Preguntó Radox con una desconcertante sonrisa, era hora de jugar al diplomático.





Radox estaba algo pletórico, pese a haber acabado de forma apurada con un cultista que casi lo mata.-Había conseguido que los xenos no fuesen un problema para el y sus acólitos, además de haber avanzado mucho sin casi incidentes gracias a la cobertura que ese Tau y sus hombres le proporcionaban.

Dobló la esquina, para ver lo que esperaba.

Era una pendiente decorada de estatuas de marines espaciales, conducía directamente a una muralla inmensa, con una puerta de metal abierta lo suficiente para que un rhino o un chimera pasaran son demasiado esfuerzo, junto a esta, se podían ver algunas criaturas que vagaban entre los sacos terreros o que se movían lentamente, atrapados por el alambre de espino.

Había llegado a la zona superior de la ciudad, el origen de todo esto.

La dura senda del Bien Supremo (JMGB640)[]

El paraje era desolador la escuadra Shas'ui' Okuris caminaba entre las robustas ruinas de la ciudad imperial con el ruido de fondo de disparos constantes de armas tanto imperiales como las de los tau rezagados en el planeta, continuando su avance hasta el objetivo que el honorable etéreo Au'Ro'Ar les había mandado. 

La escuadra de guerreros de la casta del fuego curtidos en varias escaramuzas y batallas se había apostado en una torre robusta en ruinas para observar el resto de la ciudad y marcar su camino. Entonces vieron con un puñado de humanos de la guardia imperial luchaban contra lo que parecían ser un grupo de humanos renegados con marcas extrañas de color verde. 

-Shas'ui' Okuris: Por lo que parece los humanos luchan entre ellos, eso es una ventaja para nosotros. Aunque con esta interferencia no he podido contactar con el Comandante. 

-Shas'la' Yneel: Shas'ui debemos seguir avanzando, la misión que nos encomendó el eteréo es muy importante.

-Shas'ui' Okuris: Sí, tenemos que avanzar, dejemos a los humanos que luchen entre sí, si seguimos avanzando al norte lograremos llegar hasta nuestro objetivo en un par de días. Manteneos atentos ¡Por el Bien Supremo!

La escuadra siguió avanzando calle a calle comenzaba a anochecer y en un pequeño edificio subterráneo establecieron un punto para descansar durante unas horas antes de seguir avanzando.

Cuatro horas después en plena noche lluviosa llegaron a un par de edificios de apartamentos imperiales en los cuales el ruido de lucha es intenso. Al entrar en el edificio se dieron cuenta de que quienes luchaban no solo eran imperiales contra renegados sino que también se oían los disparos de armas de inducción tau.

La escuadra avanzó por los pasillos del primer edifico eliminando tanto a guardias como renegados hasta llegar a una habitación con monitores totalmente destrozados por munición de bólter. 

-Shas'ui Okuris: Aquí Okuris ¿Me recibe alguien? 

-...

-Shas'ui Okuris: ¿Me recibís?

-Shas'vre' Akeros: Lo recibo alto y claro Shas'ui estamos despejando este edificio y estableciendo un punto de control para los refuerzos. 

-Shas'ui Okuris: Nos reagruparemos con vosotros, estamos en la tercera planta del edificio de la izquierda ¿Cual es vuestra localización? 

-Shas'vre' Akeros: Nos dirigimos hasta la décima planta del edificio de la derecha, nos reuniremos en la azotea, hay un par de columnas caídas que forman un puente entre ambos edificios acceded desde allí.

-Shas'ui Okuris: Entendido nos veremos allí.

La escuadra avanzó un par de plantas más acabando con la resistencia de los renegados humanos, en ese instante en una habitación amplia y oscura vieron como un par de humanos estaban sobre el cadáver de otro comportándose de forma extraña.

-Shas'la Aure'el: ¿Qué están haciendo?

Los dos humanos al oír la voz del tau avanzaron hacía ellos de manera errática. Los tau acabaron con ellos con un par de disparos en el pecho y en la cabeza respectivamente. Entonces el cadáver se levantó e intentó atacar a la escuadra, pero con un acto reflejo rápido acabaron con él. 

Los tau se fijaron en que el cuerpo estaba totalmente lleno de mordeduras y de un fluido viscoso verde.

-Shas'la Hou'in: ¿Que clase de humano salvaje es este?

-Shas'la Ten'rah: Que los etéreos nos protejan.

-Shas'ui' Okuris: Las mordeduras concuerdan con las mandíbulas de estos dos, es algo extraño este comportamiento solo se ha visto en Kroots pero los Kroots no actúan de una manera tan errática y salvaje, es muy probable que sean humanos salvajes que se han unido al bando de los renegados.

Los ruidos de disparos se volvieron más fuertes al otro lado de la habitación al igual que los gemidos y gritos la escuadra de guerreros del fuego avanzó hasta la puerta y con disparos de carabinas y rifles de inducción acabaron con una masa asquerosa y renqueante de humanos salvajes y renegados. 

-Shas'ui Okuris: Debemos seguir adelante Shas'la los disparos vienen de esa habitación de allí.

La escuadra avanzó hasta un pasillo lleno de cadáveres, sangre y munición bólter de los humanos, tras esa puerta un pequeño grupo de salvajes se giró y en un intento de atacar a los tau fueron reducidos a trozos de carne chamuscada por el plasma. El avance continuó y llegaron hasta una habitación llena de esos seres llenos de locura, que eran contenidos por tres individuos. Tras los disparos de los guerreros del fuego y de los humanos la masa salvaje fue reducida a cadáveres humeantes. Okuris se acercó al hombre que dirigía a los otros dos.

-Shas'ui' Okuris: La situación es complicada Gue'la será mejor pactar una tregua, me gustaría que nos acompañara a nuestra base y hablara con nuestro líder, divididos no podremos detener a los salvajes y renegados.

-Inquisidor Radox Aradian: Debería decirte que esos a los que llamas salvajes......no son exactamente lo que piensas, aunque no te desvías demasiado.-Contestó Radox burlón.

-Shas'ui' Okuris: ¿Que quieres decir Gue'la? ¿A que te refieres exactamente con eso?

-Inquisidor Radox Aradian: se podría decir que......están infectados por una plaga, no sabemos si podeís infectaros, pero por lo que parece no, o por lo menos no como nosotros. pero, dejando eso de largo, aceptamos la tregua de inmediato aunque solo puedo hablar por aquellos con los que puedo contactar directamente, el resto de tropas rezagadas de la ciudad serán sus enemigos hasta que pueda comunicarme con ellas o hacer que alguien lo haga por mi.-Concluyó Radox.

-Shas'ui' Okuris: No ha habido casos de esa infección... Pero me parece bien que tengamos una tregua hasta que acabemos con esta nueva amenaza. La desesperación es latente en ambos bandos. Lo mejor es que hable directamente con nuestro líder así pactaremos una estrategia si hace falta.

-Inquisidor Radox Aradian: No creo que sea posible, dados los intereses que me han traido aquí, pero puede hacer que uno de sus hombres guíe a Krytus hasta su lider como delegado en mi nombre, no es muy diplomático, pero podrá ayudarle a usted y sus hombres durante un tiempo.

-Shas'ui' Okuris: Me parece bien entonces Gue'la todo sea por acabar con esta infección.

-Inquisidor Radox Aradian: Pero, a cambio quiero que usted me ayude a entrar en la fortaleza del gobernador planetario.-Dijo Radox, mirando el rifle de inducción del Tau.-Tengo entendido que hay todavía algunas armaduras de combate en la ciudad, ¿Me equivoco?

-Shas'ui' Okuris: Aún nos quedan algunas armaduras, es más nuestra misión nos lleva al mismo lugar Gue'la será un honor ayudarle.

-Inquisidor Radox Aradian: Pues entonces, creo que tenemos un trato, xenos.-Dijo Radox, sonriendo.

-Shas'ui Okuris: Gracias por su atención Gue'la, hoy es un buen momento para nuestros intereses.

-Shas'la' Yneel: Shas'ui yo contactaré con el grupo de Akeros y les informaré de este nuevo giro en las circunstancias.

Comunicación entre Yneel y Akeros:

-Shas'la' Yneel: Shas'vre hemos encontrado lo que parece ser un alto mando de los humanos en este mundo lo llevaremos ante el etéreo y el Comandante para pactar una tregua y encargarnos de los renegados.

-Shas'vre Akeros: Shas'la la situación ha cambiado, el etéreo se ha retirado del sistema al igual que el comandante y la mayoría de nuestras fuerzas ¿Como no se han enterado de esto? Ahora quien comanda nuestras fuerzas aquí es Shas'el Sheena escudo y espada del etéreo Au'Ro'Ar y el mismo la nombró como su portavoz en este  mundo.

-Shas'la Yneel: Entiendo... Hablaremos con ella entonces, gracias Shas'vre.

Habitación donde se encuentra la escuadra de Okuris y el Inquisidor Radox Aradian.

La busqueda (Adepto Tech)[]

La nave descendía tan rápido como podía hacia el espaciopuerto. En los agarres de la nave de transporte había una gran caja de metal. En el interior varias personas hablaban

-Dudo mucho que el objeto esté ahi.- Dijo el hombre de metal, con unos tres metros y medio de altura, una gran hacha, probablemente a dos manos, reposando a su espalda. Iba cubierto con una capa en su parte derecha. En su parte izquierda había una pesada ametralladora rotatoria de alto calibre. Una armadura de combate en toda regla, que hablaba desde el interior de la caja de metal. Ya tenía a su piloto dentro, y hablando por la radio.

-Siempre seguimos rumores.- Dijo la mujer, con 1'80 de altura, un pelo rojo argo recogido en una coleta en su lado izquierdo. Su brazo derecho estaba fuertemente acorazado, con un puño de combate en la mano y encima del mismo, cubriendo la parte superior del brazo, unas placas de blindaje lijero, actuando como escudo. En su brazo izquiedo levaba una muñequera, y varias ranuras, donde encajaría probablemente alguna que otra pieza. En su cadera había una funda con una pistola bolter guardada en ella. Sus piernas estaba cubiertas de unas placas de metal. En el talon de su pie había una rueda oruga que sobresalía levemente

Un disparo de los antiaereos destrozó el motor izquierdo de la nave, la cual perdió el control y empezó a girar y descendiendo en picado, soltando la carga. La nave chocó con el ala izquierda en un edificio, destrozando la misma, y la nave chocó contra el suelo, dejando una estela de piezas de metal rotas, piedras y fuego. Del fuego salieron dos figuras andando y tosiendo, acarreando a una 3ra persona que estaba inconsciente. Entraron a edificio mas cercano, y subieron dos pisos, entraron en una habitación, se sentaron las dos personas, y esperaron a que la tercera se despertase.

El hombre y Brynne tomaron asiento en una mesa de madera cercana. Brynne tomó un pequeño comunicador de su cinturón.

-¿Estás bien?- Brynne habló por la radio.

-¡Al fin se que no estais muertos o convertidos en una de esas cosas!- Gritó Piloto por el comunicador.

-¿Que cosas?

-¿Recuerdas esas películas antiguas de las que nos reíamos hace unos meses? Pues parece que no son mentira.

-Hmm... Tu tráeme el uniforme.

-¡Entendido!- Gritó Piloto por el intercomunicador.

-Encenderé una bengala, espero que veas el humo y vengas inmediatamente.

Brynne se levantó, tomando una bengala de un pequeño bolso de su cinturón, activandola y dejándola en el balcón.

-Oye, Brynne.-Dijo el hombre.

-¿Que quieres, Dracken?- Dijo Brynne

-Cuando dormías ayer, murmurabas un nombre.

-¿Hm?

-Un tal "Angla".

Brynne soltó un suspiro.

-En verdad, Angla es un viejo amigo, muy viejo amigo... Yo vengo de un planeta pantanoso. A Angla lo conocí cuando toda su aldea ardió en llamas. Toda su familia había ardido junto al puebo, y mi familia lo acogió en su casa. Crecimos juntos, nos enamoramos uno del otro, pero el se unió a la "gloriosa" guardia imperial, y desapareció mientras patrullaba en unas montañas al suroeste de mi aldea. Luego reapareció unas tres semanas mas tarde, empapado en sangre, sudor y pus... Me dijo que se iba, y hicimos una promesa...

-¿Cual era?

-No la diré...

El suelo del piso tembló al Scragenant trepar la pared.

-Parece que ya está aquí.- Dijo Dracken

-Si...

Varias calles mas abajo, en ese mismo instante

Los casquillos de las balas caían al suelo en sucesión, con su singular sonido metálico. La armadura de combate apodada Scragenant disparaba su pesada arma a un grupo de seres pútridos delante suyo.

-¿Estás bien?-Piloto oyó la voz de la líder en esa operación, Brynne, por la radio.

-¡Al fin se que no estais muertos o convertidos en una de esas cosas!- Gritó Piloto por el comunicador.

-¿Que cosas?

-¿Recuerdas esas películas antiguas de las que nos reíamos hace unos meses? Pues parece que no son mentira.

-Hmm... Tu tráeme el uniforme.

-¡Entendido!- Gritó Piloto por el intercomunicador.

-Encenderé una bengala, espero que veas el humo y vengas inmediatamente.

Tras unos instantes, se levantó una nube de humo de bengala detrás de un par de edificios, en la misma calle donde estaba Piloto.

Scragenant corrió a través de la calle, abriendose paso con su propio cuerpo a través de los seres pútridos. Llegó hasta situarse debajo del balcón del que salía el humo. De debajo de su capa, la mano izquierda se agarró al edificio, y acto seguido incrustó su pie derecho en el edificio, luego el izquierdo, y luego el arma. Empezó a trepar el edificio hacia la tercera planta, lo que le tomó a duras pernas un minuto. Destrozó el balcón con su propio cuerpo, y entró al interior del edificio. En el podía ver al Hombre, que aún no había logrado identificar sentado en una mesa de madera, a Brynne sentada a su lado mientras tomaba el contenido de una cantimplora, y a la mecánica,  que se estaba ajustando la toalla justo tras salir de la ducha, e silvaba hacia una habitación. Scragenant andó hacia una pared, se sentó, y algunos de sus sistemas se apagaron cuasi al instante, mientras su placa pectoral se abría, mostrando la figura de Piloto, con su máscara colocada 

Varias horas después

Scragenant reposaba en una pared, mientras el piloto limpiaba la sangre de las piernas, preparaba los sistemas de armas y recargaba las mismas.

Los enviados observaron los superiviventes. La psíquica observaba a la mujer pelirroja y al hombre alto que la observaban. Los ojos de la mujer eran completamente negros, y la psíquica, por mucho que se esforzaba, no lograba sentirla.

-¿Paria?

-Exacto.

El hombre, en cambio, bebía de una cantimplora mientras su hacha reposaba en la mesa. La otra mujer que había venido liderando el resto observaba incómoda el ambiente tenso, y la presencia de una máquina de guerra no le relajaba tensión.

-¿Y porqué estais aquí?- Dijo Brynne

-Estamos por motivos inquisitoriales, queremos investigar un suceso extraño- Respondió la mujer.

Ultimamente ha habido actividad caótica, y mi maestro tiene ciertas.....teorías al respecto, asi que ha decidido que vayamos con él para saber si son ciertas. desgraciadamente, vosotros podeís haberle distraido de su objetivo original.

-Y porqué estais exactamente en nuestra posición y no con vuestro maestro?

porque vuestro aterrizaje ha despertado su interés, y quieres que investiguemos y averigüemos todo lo posible, por lo que....¿Por qué habeís venido a este mundo?

-Por un objeto peculiar, que probablemente tambien le interese a vuestro maestro.

-Dime donde está tu maestro.

-Lo lamento, pero no sé en que lugar se encuentra.

-Pues... Nos acompañarás a buscarle... Verdad? O quieres que dejemos a tu compañera con la homosexual de la habitación?

-Dudo mucho que le importunemos, pero, de todas formas, tendremos que informar en una hora.

-Pues vendreis con nosotros, está decidido.

-Hasta que veamos si hemos hecho lo correcto.- Dijo la psíquica en voz baja, evitando que los piratas la oyesen. -De acuerdo, espero que lo que prometeís no decepcione.- Prosiguió en voz alta

-¿Has dicho algo?

-No importa, era un eco psíquico de la zona, no tiene importancia.

Brynne se levantó, y gritó al piloto que preparase a Scragenant para la batalla. El piloto entró en la armadura de combate, mientras silvaba una canción extraña. Tras unos instantes, la armadura se levantó sobre sus dos pies. El techo se rompió al levantarse, y la armadura saltó por la ventana, diciendo algo de esperar abajo. Los piratas y los soldados bajaron las escaleras mientras oían los disparos. Damasia notó como algo la cogía por los hombros, y la arrastraba de vuelta a la habitación donde estaban antes. Se escucharon unos gritos de socorro mientras descendían, luego cesaron. Los soldados y los piratas esperaban a que ambas mujeres terminaran con "sus cosas".

-¿Sabes que estaban haciendo ahi arriba?- Preguntó la psíquica, extrañada.

-Sexo.

-Ah...

Y, cuando bajaron las dos mujeres, empezaron a andar lentamente hacia el palacio del governador.

Dos minutos después

El radar de Scragenant empezó a marcar objetivos en el mismo. Uno, dos, tres,...

-Parece que se acerca un gran grupo. Los "invitados" son una molestia.- Dijo el piloto por la radio

-Ahi tienes razón, pero me interesa hacia donde nos pueden llevar. ¿Ves esos símbolos? Son gente importante... Suficientemente importante para matar a gente inocente en su bien... Adelantate y dispara munición ígnea.

Piloto no respondió, pero al cabo de unos instantes Scragenant saltó hacia delante, usando sus retropropulsores para impulsarse hasta a esquina, y empezó a disparar al grupo que se acercaba.

-Grupo de veinte, recomiendo una retirada.- Dijo Piloto por el comunicador.

-Entendido... ¡Chicos, media vuelta y marchad hacia el callejón de ahi, nosotros los distraeremos.-Brynne se acercó a Dracken y le susurró unas palabras.-Así nos los quitaremos de encima, no me inspiran mucha confianza, y nos quitan movimiento.

Dracken asintió. Brynne activó los sistemas de movimiento secundario, y las pequeñas ruedas de oruga de sus pies se activaron, haciendo que tomase una velocidad superior a la normal, y haciendo uruido golpeando su mano izquierda contra el blindaje de la derecha, mientras Scragenant disparaba al aire para hacer ruido, y Dracken e la mecánica llamada Thoarla corría detrás de Brynne, en silencio. Tras correr hacia un callejón a a izquierda, se habían separado del séquito.

-¿Y ahora?

-Hacia el palacio del governador.

Tomar el Control (DisillusionMovement)[]

El sargento Hockins se llevo la mano a su casco y casi al mismo tiempo saltó para caer al suelo.

-¡Cuerpo tierra!.- Casi de forma inmediata salté por encima de la mesa que estaba en nuestra retaguardia, poniendo mis brazos sobre mi costado para cubrirla. La granada que habían tirado adentro de la habitación estalló acabando con los dos artilleros que no pudieron abandonar la ametralladora pesada a tiempo, dejando tan solo de ellos unos cuerpos llenos de cientos de heridas de metrallas.

Esos cabrones les estaban dando bien.

Ya solo quedaban cuatro en su unidad que tras comprobar que seguían con vida tan solo ellos se reunieron tras la mesa donde hace menos de un minuto me había puesto a cubierto. 

-Creo que son algo mas de doce.- Dijo Hockins, jadeando y con un tono seco. Tenía un casco típico en los oficiales paracaidistas que cubría solo la parte superior de la cabeza. Su uniforme era igual que el resto de la escuadra : Una chaqueta con un esquema de camuflaje urbano, pantalones de combate grises y botas de combate negros. Si había algo que remarcar en el es que era un hombre de cuerpo fuerte. 

-Joder, tenemos que salir del edificio. Quizás podamos ganar algo de tiempo preparando algunas trampas.- Dijo el cabo Argas. Igualmente llevaba el uniforme estandar a excepción de que tenía el pelo algo largo y oculto bajo su gorra de lana. Era algo mas bajo que Hockins acercándose al 1,80 

-Creo que no nos quedan suficientes granadas como para demoler parte del edificio y cubrir nuestra retirada, pero seguramente si que podamos poner algunas trampas de presión.- Intervino Erika, el segundo miembro mas reciente después de yo. A mi parecer era una chica realmente hermosa con esos ojos color avellana y ese pelo negro recogido en una coleta, a pesar de ello su piel es de un color mas rosado que moreno siendo algo extraño en un nativo de Helades. 

Y bueno, yo simplemente estaba cayado de mientras comprobaba que no hubiese sido dañado. A diferencia de toda la escuadra yo era el único que llevaba una mascara de gas que cubría mi cara al completo, además de un casco caparazón que cubría el resto de mi cabeza. 

Durante un minuto ellos tres seguían discutiendo sobre si defender la posición colocando trampas o retirarse a otra posición, con mi parte me dediqué a observar por encima de la barricada que habíamos improvisado a lo largo de los minutos. Podía ver como  afuera de las ventanas se veían sombras moverse pero era mas que obvio que no se trataban de bandidos o saqueadores si no se objetivos con menos agilidad y con un andar mucho mas pesado. 

Todos callaron cuando se dieron cuenta de que los bandidos habían dejado de disparar y se empezaban a escuchar gritos desgarradores afuera del edificio, lo que indicaba que algo iba horriblemente mal. 


Todos se dirigieron hacia mi posición junto la barricada, apuntando con sus carabinas láser, una típica modelo MK4 pero esta en cambio llevaba un cargador mas extenso y el cañón estaba hecho para disparar con mayor frecuencia. En ese momento todos caímos que no habíamos rescatado la ametralladora pesada y para colmo ahora lo que fuese que estaba gimiendo en la calle estaba caminando entre las ruinas cercanas a las ventanas y puertas del edificio

Un pitido que se iba cortando empezó a emerger por la radio que llevaba encima, indicando que alguien estaba llamando a la radio (pues yo era en encargado del transporte de esta). Llevé mi mano a mi cintura lugar donde se encontraba la radio, el sargento bajó su arma y si dirigió junto a mi para enterarse de la llamada entrante. 

-Aquí el soldado Brian de la octava compañía de la 156 división paracaidista de los Regimientos de Helades. Está llamado a un canal privado identifíquese ahora mismo.- Intenté seguir el protocolo lo máximo posible, pero realmente nuestra unidad estaba en una desesperada defensa. 

-¡Soy la soldado Bedina, miembro de la octava compañía de las FDP encargada de la defensa de la ciudad!. -Durante unos segundos hubo estática y vagamente se podía escuchar la voz de la chica que parecía ser bastante joven-...necesitamos apoyo ahora mismo, nos encontramos en la base Arbitres donde intentamos resistir contra las fuerzas Xenos y heréticas!.- Tras esto la comunicación se cortó, sin saber de forma correcta la posición donde se encontraban ellos y sin poder pedir refuerzos. 

Miré al Sargento quien se había enterado de todo lo dicho, igualmente Argas y Erika miraron hacia nosotros para saber que ocurría. 

-Muy bien, soldados es hora de salir de aquí. Argas quiero que recoja todas las granadas de los caídos en combate y que se prepare para volar la puerta. Seguramente los objetivos de afuera sean de nuevo los mismos "monstruos" que atacaron a la sexta compañía. Si es así podremos acabar con ellos y hacer una ultima carrera hasta salir del maldito sector residencial. La base arbitres no queda a mas de dos horas, seguramente hagamos mas allí que aquí.-  Tras decir esto Hockins empezó a revisar su mochila donde guardaba los planos de la ciudad. Erika se dirigió junto a mi para luego agacharse y ponerse a mi nivel (Pues yo estaba agachado en el suelo guardando al radio).

-Brian,¿te queda algo de ese tabaco de mascar?.- Dijo ella, algo cansada y nerviosa a su vez. Negué con la cabeza, mi respuesta pareció irritarla pues se alejó de mi diciendo algo en voz baja. La verdad es que si que tenía el tabaco pero no pensaba darselo a esa jodida egoísta que solo sabía quejarse y pedir. Iba a ser un día largo.....

-¡Sargento, explosivos colocados y listos para activar!.- En cuanto dijo esto Argas corrió hacia mi posición, ocupando un lugar junto a mi y asomándose un poco para dirigir su vista a la puerta. Erika era la única que estaba de pie, con una granada en la mano y un dedo en la anilla esperando que el sargento le diese las ordenes de hacer volar la puerta y parte de la pared.

-¡Erika, vuela la puerta!.- Dijo Hockins, en ese mismo instante tanto Argas como yo agachamos la cabeza y llevamos nuestras manos a esta, intentando tapar nuestros oídos del terrible ruido que se nso echaba encima. Cuando Erika se agachó juraría que nos chilló algo, al tener tapado mis oídos lo único que pude escuchar era el estruendo que había provocado las granadas y notar como casi todo el edificio empezó a temblar. 

-¡Joder, parecen que no han muerto!.- Chilló Argas cuando una lluvia de disparos empezó a brotar de la brecha que habíamos creado en el edificio. 

-¡Devolved el fuego ahora mismo!.- En cuanto chillo Hockins el y Erika fueron los primeros en disparar sus rifles láser contra el agujero que habíamos creado en la pared. Los siguientes fuimos Argas y yo que aún agachados empezamos abrir fuego casi al azar para intentar acertar cualquier objetivo. 

Juraría que Argas parecía estar diciendo una serie de insultos para intentar sobrepasar la situación. La sala donde estábamos era continuamente alumbrada por los disparos láser que hacíamos. Los silbidos de la munición solida del enemigo daba contra la barricada donde nos defendiamos o contra la pared que se encontraba atrás de nosotros. 

Apreté los dientes tanto como pude, no sabía ni siquiera cuando tiempo llevábamos disparando pero desde luego tenía los ojos abiertos como platos y fijos en el lugar de donde procedía los proyectiles enemigos, mi arma estaba en modo automático por lo que igualmente devolvía el fuego al enemigo con la misma ligereza. El humo se disipó de la brecha dejandonos ver como un monton de cadáveres de lo que parecían ser humanos podridos se encontraban en el suelo, en la lejanía pudimos ver quienes estaban disparandonos.

No se trataban de bandidos. 

Esas cosas que nos disparaban eran personas mutiladas, parecían que habían sido enterradas durante semanas y sacadas a medio pudrir. La gran mayoría de ellos estaban muy afectados por la munición láser como para siquiera mantenerse en pie. 

-¡Por que habéis parado de disparar!.- Chillo el sargento, que tras esto todos volvimos a abrir fuego acabando con los pocos "supervivientes" de nuestro ultimo tiroteo. 

Cuando el ultimo de ellos cayó al suelo lleno de humo que brotaban de los agujeros ocasionaros por los proyectiles láser, no tardamos en pensar que si había mas enemigos en los alrededores este tiroteo solo podría hacer que vinieran mas. Ahora teníamos el objetivo de ir al cuartel Arbitres, así que tan rápido que pudimos salimos de aquel edificio para ver que el color del cielo se había perdido en un humo negro, se podía ver como la mayor parte de la zona era mas que un campo de batalla donde los ruidos de explosivos y disparos camuflaban los chillidos de malheridos y moribundos. Ajenos a estos horrores nos empezamos a mover por la calle corriendo cerca de los edificios para tener una retirada fácil en el caso de emboscada.

Pasaron los minutos de mientras corríamos entre hurtadillas para intentar evitar la llegada de mala compañía. A medida de que nos acercábamos a las coordenadas del lugar donde se había emitido el mensaje de radio se podía ver toda clase de cadáveres, desde arbitres que parecían haber destrozado sus armaduras para sacar el contenido de estas hasta soldados de las FDPs que parecían estar a medio devorar. Ninguno de nosotros dijo nada respecto eso pues sabíamos muy bien que lo único que nos separaba de la vida a ser un fiambre era nuestra experiencia y entrenamiento como soldados de Helades. Eso me motivaba a seguir luchando en las dos semanas desde que fui desplegado en este maldito sector. Aunque nuestras ordenes eran reagruparnos con la compañía para rechazar los ataques de los xenos estos planes cambiaron cuando los ataques de esas cosas y cultistas hacían daño ambos bandos. Estuvimos una semana resistiendo en aquel edificio donde casi muero por una maldita granada o munición disparada al azar por cadáveres, la verdad es que esta misión empezaba a parecer una mierda. 

El sargento paró en seco y tras el nos paramos todos, yo al final de ellos pues era el mas lento debido a mi equipamiento y mi grosor. Con su mano el sargento señaló lo que parecía ser una barricada hecha con sacos de arena y alambres de espino en las cercanías donde algunos cadáveres permanecían enredados. Nos cubríamos con lo que parecía ser una chimera oxidada desde hace mucho tiempo, por lo que los soldados que permanecían tras la barricada parecieron no vernos. 

-Brian, dame una bengala.- Dijo Hockins de mientras ponía su mano atrás de el esperando a que se la diese. Durante unos segundos busqué entre las muchas cartucheras que había en mi cinturón hasta finalmente dar con la bengala. Tras dársela el sargento prendió el pedernal haciendo que un humo verde brotase de este. El sargento se levantó de mientras agitaba el brazo con la bengala indicando que era aliado. Por un momento los defensores que eran soldados de la FDP local y arbitres casi habrían fuego contra el sargento que tras ver que no estaba medio podrido y que hablaba el gótico bajaron sus armas, aliviados de saber que se les unían fuerzas de elite.

Tras el sargento nos levantamos el resto de la escuadra pues ya era mas que seguro saber que no nos iban a disparar. 

-¡Bienvenidos paracaidistas!. Me alegra saber que siguen quedando fuerzas dispuestas a ayudarnos. Soy el teniente Gärran y encargado de la defensa de estas fortificadas.- El guardia imperial que parecía ser el encargado de la seguridad de esas fortificaciones dio indicaciones de hacer un hueco en la barricada para que pasáramos.  

Los soldados llevaban como peto un grueso chaleco que cubría el pecho, estomago, espalda y costados. A pesar de ello no estaba hecho de antifrag si no de una concentración de láminas sintéticas que absorben parte del fuego de los proyectiles sólidos y quemaduras de armas láser. Igualmente llevaba incorporado varias cartucheras donde guardar desde munición hasta raciones de combate pasando por granadas, bengalas o otros objetos de supervivencia. En su pierna llevaba unas rodilleras que se extendían hasta la espinilla y el muslo dándole únicamente protección delantera contra armas de menos calibre o daño. Sus caras en su mayoría eran tapadas por pasamontañas y gafas de combate que les ofrecía protección del sol. El casco llegaba hasta el nivel de la barbilla cubriendo totalmente la zona trasera y laterales de la cabeza del propietario, además una visera hecha de plástico resistente para la protección de disparos.

La verdad es que nuestras impresiones es que esos soldados llevaban unos uniformes bastante completos, lo que le hacía pensar que este planeta era reconocido por dar constantemente al administratum regimientos de infantería bastante competentes. Lo único decepcionante que pude notar era en sus armas estandar pues se trataba de un modelo Kantrael con un cañón reforzado. 

Capítulo Dos: Cuando la muerte va a por tí[]

Viaje al palacio de la decadencia(Horus 112)[]

Radox se ocultó tras una barricada a medio montar, viendo como un grupo de no muertos vagaba sin rumgo por la calle, miró a un lado, viendo a Oligar, que estaba oculto, tomando del cadaver de un soldado un par de granadas.

-Ahora.-Dijo casi en susurros  mientras desenfundaba su pistola bolter y una daga.

Oligar lanzó una granada con todas sus fuerzas, aterrizando a varos metros, junto a un vehículo abollado y de aspecto dañado, estallando y generando  un fuerte ruido, que atrajo a varios no muertos de la calle, que se aglomeraron junto al vehículo, golpeándolo, Radox sonrió mientras se levantaba sin emitir casi ruido, alegrándose de lo patéticos que eran esos seres.

Llegaron al interior de un callejón, en el que se ocultaron, aguardando su oportunidad entre el mar de seres pútridos y cultistas para llegar al origen de esa plaga.

Caída y Gloria (JMGB640)[]

 

Shas'ui' Okuris y su escuadra acompañaban al Inquisidor Radox Aradian en su camino al palacio, entre las calles se encontraban un montón de humanos demacrados que intentaban atacarles, pero la escuadra actuó rápido y con sus disparos redujeron a trozos humeantes de carne a esas criaturas infectas, todo sea por llegar a la raíz del asunto y lograr cumplir satisfactoriamente la misión que les ha encomendado el etéreo. 

Otro pequeño grupo de los denominados humanos salvajes les atacó pero no hubo problema al acabar con ellos, pero cada vez se notaba que a cada paso que daban, más habían.

Mientras todo esto ocurría Shas'la Ynnel se dirigía junto con el marine espacial al servicio del Inquisidor Radox al centro de mando Tau para pactar una tregua.  

Sangre y fuego (Adepto Tech)[]

Tumba de los desesperados (DisillusionMovement)[]

El constante disparo del bolter pesado causaba estragos entre las filas de taus que desde hace dos horas asediaban el baluarte arbitres. Habían conseguido derrocar a la primera linea que se defendían en las barricadas y torres, pero finalmente nos expulsaron hasta el interior del edificio. Me encontraba junto dos arbitres en una de las ventanas, ellos disparaban lo que parecían ser unas pistolas bolter, de mientras que yo disparaba mi rifle láser. Aunque nuestros disparos no eran precisos conseguían suprimir a los rastreadores que se cubrían entre los barriles y cajas que hace escasas horas servían como protección a nuestros aliados.

Tras una ultima ráfaga de disparos en automático recargué mi arma, del cañón brotaba humo pues apenas daba descanso a los desesperados taus que buscaban algún objetivo por el que luchar, que les jodan. Tras recargar apunté hacia uno de los taus que se asomó para disparar una especie de rifle, tras apretar el gatillo una lluvia de proyectiles láser impactaron contra el tau mellando y atravesando su blindaje dándole muerte, un proyectil bolter procedente de los arbitres impactó contra el guerrero xeno que se ocultaba en el flanco derecho, justo en los barriles y apuntando en mi dirección. 

El resto de mi escuadra se había dividido para defender otras zonas del edificio, pues a parte de los asquerosos rastreadores unas armaduras crisis intentaban eliminar nuestra retaguardias, dejándome a mi junto los arbitres y PDF´s contra el asalto principal. 

-¡Granada...!-  Un grito acompañó al soldado que intentó avisarnos al resto aunque demasiado tarde. La mayoría de nosotros caímos al suelo por el estruendo de la explosión que hizo caer parte de la pared, 

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