Wiki Fanon Cuarentamil
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Una imagen acompaña de interferencias empezó a reproducirse en la pantalla. En esta se podía ver como algo parecido a una trinchera unos humanos reconocidos por los distintos iconos de las FDP´s. Estos eran alrededor de unos seis hombres uniformados de forma casi exacta, las armas que portaban y disparaban de forma continua se reconoció como un modelo de rifle automático de gama baja, muy reconocida entre mercenarios y piratas. Entonces la imagen se centró en una figura uniformada al igual que el resto de soldados con la única diferencia de que en su chaleco de protección llevaba una insignia de teniente. Entre errores de grabación y disparos se pudo escuchar una frase: 

-¡Los Eldars, están aquí!.

Acto seguido aquel teniente se giró para disparar su arma, cortándose así la imagen. 

Todos los presentes en aquella sala, inquisidores del ordo Xenos y Prefectus del  Adeptus Administratum abarrotaban la sala. El silencio se había hecho en cuanto la imagen paró de reproducirse cortada por un montón de estática. 

-Muy bien...- Dijo uno de los inquisidores de nombre Augustus. Su piel era morena haciendo juego con el extraño y poblado bigote que tenía. Su tamaño no mucho mayor al del 1,70m le hacía una persona baja y, encima, muy variopinta con las extravagantes ropas de colores que solía llevar. Tras de el dos miembros de los Guardianes de la muerte lo custodiaban como miembros de su sequito.

-Suponiendo que ese...teniente.. tenga razón...- Dijo con una voz fina, odiosa y con cierto tono de desdén, poniendo de los nervios a mas de uno de los presentes.-..Propongo que sigan luchando y, una vez se hayan aniquilado los unos a los otros enviar fuerzas astartes, sería mas rápido que desplegar a la guardia imperial...- Terminó diciendo Augustus. 

-No concuerdo contigo.- Respondió otro inquisidor. Este se trataba de Matrian, un hombre recio y fuerte. Su gran tamaño iba acompañado de un orgullo como humano casi infinito, cosa que el había ayudado en las misiones mas duras de exterminio- No podemos dejar que mueran,tenemos que apoyarlos de forma inmediata. Si sus defensas caen los Taus tendrán vía libre para hacerse con el sistema.- Terminó de decir enfurecido. 

-Matrian tiene razón.- Contestó la inquisidora Mariana. Esta tenía una túnica roja y parte de su cuerpo era metálico por lo que con facilidad y sin ni siquiera conocerla se podía reconocer su afiliación al Adeptus Mechanicus.- Actualmente el mundo fortaleza de Griön está siendo amenazado por los ejércitos Tau.Seguramente hayan alcanzado algún tipo de acuerdo ambas razas xenos, en el caso de ser así necesitarán todo el apoyo posible. Si perdemos ese mundo fortaleza el resto del sistema habrá caído.- 

-La verdad...-Dijo Radox, cortando la conversación.-Es que ambos tienen su parte de razón, y aunque los tau son los enemigos mas fuertes y numerosos, no creo que debamos ignorar a los eldars.-Dijo, haciendo una pequeña pausa dramática.-Recuerden que esos xenos son un comodín caprichoso, y muchas veces aniquilar los son motivo ha supuesto la pérdida de planetas enteros.-Calló mientras daba un par de pasos a la derecha, para luego dar los propios a la izquierda y volver a su posición.-Propongo comunicarnos con esos xenos, por lo menos sabremos lo que trama...o al menos tendremos una idea de sus motivos para estar en el sagrado suelo imperial.-Dijo, terminando la frase con una sonrisa ensayada. 

Amanda levantó  la mirada para ver el nuevo invitado. No tardó en reconocer por su aspecto a Radox, un respetado compañero inquisidor. La piel clara y su rostro mal afeitado era casi tan pintorescos como su larga melena negra, y aunque no era lo frecuente, esta vez estaba suelta como si la ocasión así lo deseara. Sus manos ocultos y entrelazados tras su espalda estaban vestidas con unos elegantes guantes negros, a juego con su larga gabardina, como de costumbre abierta mostrando un peto de caparazón  negro como el ébano. 

Amanda se llevó ambas manos a su cara, agobiada y  enfurecida por las estúpidas discusiones que ahora abundaban en el lugar. Cuando apartó ambas manos se levantó. Su cabello rubio se meneó levemente de sus hombres, cayendo por su torso hasta el nivel del pecho. Su gabardina de cuero mucho mas corta que el de Radox llegando mas o menos hasta sus piernas era de un tono verde oscuro, cubierto luego por un peto negro ligero. Se llevo ambas manos hasta la cintura y cuando los presentes se percataron que la inquisidora se había levantado dejaron de discutir para ahora observarla.

-Puesto que ninguno de los presentes tiene una solución viable....Propongo que se me autorice la protección del sistema solar en cuestión, encargándome de la crisis de los eldar.-Por unos segundos todos callaron. Entre sus rostros se podía ver aceptación o ligera indiferencia, pero para todos era el mismo silencio.- Puesto que no hay ninguna contradicción doy por comenzada la misión del Ordo Xenos de neutralizar la amenaza eldar y asegurar el sistema solar.- 

Radox se quedó unos segundos en silencio, reflexionando, para posteriormente ponerse erguido, remarcando la autoridad que su zarrapastroso aspecto solía contrarrestar.

Augustus gruño pensativo, apoyando su barbilla en ambas manos miró con indiferencia a Amanda.-Todos conocemos tus métodos y te sobran los recursos.- Dijo algo receloso.-No veo ningún inconveniente.- Acto seguido se recostó sobre su sillón, acomodándose y jugueteando por su pintoresco bigote. 

Matrian se sorprendió por la aceptación, pero..¿Una mujer sola se encargaría de la ardua misión de salvar un sistema solar?. Solo pensar en ello hacía arrugar la cara, maldita ni siquiera sabía quien era Amanda. Como si tuviese que hacer notar su prepotencia se levantó, y casi en gritos habló.-¡Me niego rotundamente que tan solo tu te encargues de tan ardua misión!.- A pesar de la sorpresa de los presentes y casi sin dar tiempo a que se fijasen en el siguió hablando.-¡Yo he combatido a los Eldar, yo tendría que dirigir esta misión!.- Los presentes, en especial los guardias que acompañaban a Amanda se sintieron incómodos. Matrian, un joven inquisidor poco conocido, narcisista y hacía tan so lodos años que dejó de ser un acólito,¿gritando a Amanda?. Bueno, ella parecía alga molesta pero con una mirada fría clavó su vista en Matrian quien se volvió a sentar, avergonzado y nervioso por las fijas miradas que se clavaron en el.

Radox estaba sorprendido por la reacción de Matrian, había conocido a ese tipo durante la purga de un subsector durante poco tiempo, pero sus arranques de furia eran legendarios.

-Ya que no quereis que ella trabaje sola....-Dijo con un tono autoritario.-Yo lo haré con ella, me ocuparé de que no utilice métodos demasiado extremos.-Dijo mientras miraba a Matrian de forma segura y firme, recordándole sin palabra alguna que todavía era un niño jugando con los mayores.-Solo espero que dejemos de discutir sobre el mando para poder centrarnos y no ser una decepción para Su Divina Majestad por nuestra indecisión...o nuestra arrogancia¿verdad?

Dijo con un tono casi inspirador ensayado y ejecutado de forma magistral.

Le dedicó una última mirada a Matrian, que se encogió de hombro resignado. Mariana asintió lentamente en forma de aprobación. Amanda no hizo otra cosa mas que levantar la mano, acto seguido ambos guardaespaldas asintieron y marcharon en dirección a la salida. La inquisidora se levantó recogiendo a la par su sombrero que había estado reposando en la mesa desde el inicio de la charla. Miró a Radox y prosiguió mirando a Augustus.-Muy bien, con la aprobación por parte del comité de respuesta partiré enseguida para completar la misión.- En ese instante hizo una pequeña reverencia a la par que se ponía su sombrero. Cuando se puso en una postura mas formal miró por ultima vez antes de girarse a Radox.- Acepto su petición de colaboración, nos veremos en el hangar.

Radox se levantó tranquilamente, hondeando su gabardina como si la charla la hubiera ensuciado, miró como Amanda se retiraba, recordando todavía esa última mirada fría.

-Lo lamento, caballeros, pero me debo ir, esa cariñosa mirada me ha llamado.

Bromeó mientras intentaba ocultar lo poco que le gustaba estar junto a esa panda de inquisidores incompetentes que se creían mejores de lo que eran solo porque decían tener contactos que ya sabía de antemano que no tenían, o, por lo menos, no al nivel que reflejaban.

Caminó con decisión hacia la puerta, pegando un leve golpe al respaldo de la silla metálica de Martian,que parecía demasiado ensimismado con el ridículo y la precaria situación en la que hacía quedado como para percatarse de nada, hasta que casi se levanta por el susto.

Radox sonrió mientras la puerta se cerraba automáticamente tras él, dejando un Martian enfurecido y silente atrás.

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