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Horkan Lemus es el líder de una flota corsaria compuesta por mutantes cuya nave insignia es llamada "Humanidad Perdida" 

El Comienzo.[]

¡Atrapad al mutante! ¡Que no escape! dijo el Arbitrador mientras señalaba los callejones de la zona más baja del Mundo Colmena de Ergeitt, los seis agentes se dividieron en tres grupos de dos, buscando callejón a callejón al mutante.

El mutante con una altura que podía rozar con facilidad los dos metros, su piel rojiza oculta con una túnica negra con capucha para no dejar ver su rostro y los cuernos que sobresalían de su frente, sus ojos de color gris hielo ojeaban todo el lugar buscando alguna salida provechosa entre las inmundas calles de la ciudad, tras eso vio un pequeño muro que podía ser saltado con el apoyo necesario, el mutante corrió hacia el muro y con su cola se apoyó en un tubo cercano para saltar el muro con éxito; tras esto siguió corriendo huyendo de sus perseguidores.

-¡Malditos sean! Siempre cazandonos como si fuéramos bestias. ¡Los Odio! ¡Los Odio a Todos! 

En su carrera por sobrevivir se encontró con un gran portón antiguo hecho con madera gruesa, un edificio sustentado por pilares de piedra, dado el lugar y su estado, estaba totalmente abandonado; habían construido al rededor de todo el edificio ocultándolo de toda visión. El mutante entró en aquel edificio abandonado.

Las columnas sustentaban todo el edificio, el cual totalmente oscuro no tenía a penas luz, pero la visión del mutante estaba acostumbrada a la oscuridad y se guiaba fácilmente por el edificio, tras caminar metros y metros entre escombros, bancos, mesas, candelabros y algún que otro libro polvoriento, encontró en una mesa de madera podrida por el tiempo y la carcoma una espada enfundada. La cual tenía unos símbolos totalmente extraños, el mutante se quedo observando la espada pero en ese instante dos agentes entraron en el edificio.

-¡Detente mutante no tienes escapatoria! 

-¡Malditos Agentes! ¡Os Maldigo! ¡Maldigo a toda la humanidad por lo que me ha hecho! ¡No os perdonaré! 

Los dos agentes recién ascendidos encañonaron al mutante, pero este ágil cogió la espada y la desenfundó sacando una hoja delgada y de un tono escarlata que brillaba de manera tenue, corrió hacia uno de los agentes evadiendo de forma rápida y elegante los disparos, clavando la hoja en el pecho de este, un corte limpio hecho por aquella espada, el otro agente se sorprendió por la habilidad del mutante que aprovechó el momento para herirlo de gravedad con la espada. Tras esto siguió corriendo hasta llegar a una habitación totalmente oscura, la cual cerró la puerta.

-Muy bien... Has logrado vengarte de unos cuantos de ellos... Pero ¿Crees que tu solo puedes con todo este planeta? 

-¿Quien eres? ¡¿Donde estás?!-Preguntó el mutante a la voz. 

-Ahora mismo no tengo forma física pero al desenvainar la espada digamos que me despertaste de un largo letargo... Pero tu tienes ganas de vengarte de los humanos, ganas de ser libre, ganas de poder... Puedo ayudarte, acepta mis consejos; mutante...

-¡No me llames así! ¡Sal de mi cabeza!

-Es tarde para eso... Mutante... ¿Tienes Nombre?

-Los mutantes somos considerados escoria de la sociedad, lastres del imperio, no somos dignos ni siquiera de un nombre.

-En ese caso te llamaré Horkan... Horkan Lemus, ahora te he dado un nombre, si quieres ser libre tendrás que seguir mis consejos.

-Lo haré, todo sea por salir de este agujero infecto, todo sea por ser libre y poder vengarme de la humanidad.

-JAJAJAJAJA, Perfecto entonces... JAJAJAJA... Reúnete con otros de tu especie... Es... Hora... de Organizarse...

La unión.[]

Las horas pasaron Horkan junto con la espada y su nuevo huésped se movieron por las cloacas de las calles hace varios años los mutantes montaron en secreto un lugar en el que se juntaban a menudo centenares e incluso miles de ellos, muchas veces se hacía una asamblea para tratar sobre como obrar en las calles y evadir a los perseguidores imperiales, pero muchos estaban cansados de huir, cansados de ser perseguidos, cansados de ser tratados como escoria. 

Horkan avanzó hasta una puerta oculta en las cloacas, la puerta no estaba custodiada por nadie, porque ningún humano era tan idiota de bajar hasta allí además de que el mapa de cloacas era poco conocido en la superficie, siendo así que solo conocían un 40% de las cloacas. 

Horkan cruzó la puerta, tras la cual varias tribunas llenas de mutantes de todas las clases imaginables e inimaginables se encontraban allí, debatiendo la situación, preguntándose como sobreponerse a la nueva orden del gobernador planetario de atrapar o eliminar a todo mutante de la faz del planeta. Tras dos semanas de acción por parte de las fuerzas imperiales los mutantes se cansaron de aquella situación. 

-Ah Horkan... El siguiente paso es... llegar a una de las tribunas y hablar sobre... Bueno sé donde existe un antiguo deposito de armas, probablemente la ira de los tuyos haga el resto... También sé como conseguir una nave... De las grandes...

-Espera ¿Cómo vamos a lograr todo eso? ¡Los imperiales están mejor armados!

-Eso déjalo en mi mano... Se puede decir que tu eres el cuerpo y yo soy... La Mente.

Horkan avanzó hasta una de las tribunas y se sentó, podía ver como algunos mutantes que hacían guardia estaban armados.

-Rifles automáticos...

-Exacto-Resonó la voz en su interior.-Es más ellos ya tienen un arsenal, pero con el arsenal que les vamos a entregar va a ser más fácil incluso.

-¿Cómo... Cómo sabes todo eso?

-Es simple cuando te pasas miles de años atrapado en un objeto de un planeta, tarde o temprano comienzas a explorarlo aunque sea en forma no corpórea.

-Entonces, la espada que llevo en mi espalda... ¿Allí te habían atrapado?

-Me cuesta admitirlo pero si, una vidente eldar utilizó una argucia para encerrarme, pero los "avatares del destino hicieron que me encontraras... ¿O quizá te encontré yo a ti? No lo sabremos...

-Haz lo que tengas que hacer...

-Bien, seguro que no te arrepentirás de esto.

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