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Herejía de Dorn Devoradores de Mundos 1

Sargento Táctico de los Devoradores de Mundos.

De todas las Legiones de Marines Espaciales, ninguna personifica mejor las virtudes del honor marcial y la disciplina que los Devoradores de Mundos. Del mismo modo que Angron superó su violenta juventud, se aseguró de que su Legión superaría todos los fracasos y traiciones para convertirse en modelos del credo guerrero, y en ardientes defensores de la intención del Emperador de unificar la galaxia.

Orígenes[]

Según el Speculum Historiae de Carpinus, el mejor registro de los primeros años de vida de Angron, el joven Primarca fue criado en la matanza y el derramamiento de sangre, pero nunca dejó que estas cosas le dominasen. Robado del lado del Emperador por los Poderes Ruinosos y arrojado a través de la galaxia, el infante Angron fue hallado, en un planeta sin nombre, rodeado de los cadáveres de lo que se creyó que eran bandidos armados que rondaban por la zona. Fue recogido por los indígenas, alimentado y vestido, y muy pronto fue vendido, siguiendo sus tradiciones, para que correspondiese con su trabajo a su generosidad. Dada su obvia habilidad para el combate, primero fue obligado a participar en luchas de pozo, e inevitablemente fue enviado a las luchas de gladiadores de la capital.

Los gobernantes planetarios utilizaban el gran espectáculo de las luchas de gladiadores para saciar la sed de sangre de su pueblo, y para recordarles el castigo por pensar en la rebelión. A medida que el Primarca crecía, también lo hacía su reputación, y su frustración. Siempre deseosos de presumir de la habilidad de sus luchadores, los esclavistas le habían llamado Angron, pero el Emperador lo había creado para ser algo más que un sangriento cazador de cráneos. Era su nombre, pero no era su verdadera esencia.

A Angron le ofendía que él y sus compañeros gladiadores fueran obligados a luchar y matar para agradar a sus amos y a las aullantes masas de espectadores. Aún peores eran las mutilaciones físicas y psicológicas que se les imponían para obtener mejores luchadores. Implantes, inyecciones de hormonas y sustituciones de brazos por ganchos o cuchillas eran habituales en las arenas de combate. Angron veía todo esto como un intento de robar a los esclavos las únicas cosas que les quedaban: su dignidad y su identidad. Lo peor de todo eran los procedimientos psicoquirúrgicos en los que se implantaban "chips agresivos", conocidos como Clavos del Carnicero, directamente en sus cerebros, convirtiendo a los sujetos en poco más que en poco más que berserkers sin mente. Tras sufrir este destino, Angron dedicó toda su voluntad a escapar de estos marionetistas.

Los muros eran altos y las armas de los guardias, poderosas, pero utilizando su talento natural como guerrero y líder de gentes, halló un camino. Durante un espectáculo masivo de combates, los esclavos, al unísono, volvieron sus armas contra sus guardias. El meticuloso e inspirado plan de Angron hizo que tomasen el control del estadio con bajas mínimas, pero la matanza que siguió lo dejó impactado hasta lo más hondo. Con la libertad a la vista, muchos de los hermanos gladiadores de Angron se volvieron incontrolables, y una vez eliminados los guardias, siguieron luchando en vez de aprovechar la ocasión para escapar. En la cúspide de la ira ciega, algunos de los berserkers se volvieron contra la muchedumbre en fuga, e incluso, en su locura, contra sus hermanos gladiadores.

El ejército de esclavos escapó de la ciudad, pero sin sus hermanos enloquecidos, que se quedaron atrás para matar y ser matados. La experiencia hizo a Angron darse cuenta de que sin un autocontrol y una disciplina de hierro se perderían a sí mismos. La mirada en los ojos de los antiguos hermanos ebrios de sangre que se había visto obligado a matar aquel día convenció a Angron de que él jamás debía sufrir ese destino.

Mientras los gladiadores huían a las tierras salvajes, los gobernantes de la ciudad organizaron y enviaron un ejército de mercenarios para cazarlos. Angron y sus hermanos emboscaron a los confiados y mal disciplinados soldados, los despojaron de sus armas y provisiones, y los enviaron de vuelta a la ciudad como una ensangrentada advertencia de que no los persiguieran más. Sin embargo, con la noticia del escape de Angron extendiéndose y soliviantando a los gladiadores de otras ciudades, esto no era algo que los gobernantes del planeta pudiesen ignorar. Temiendo perder su poder, y sin subestimar más a ese "simple gladiador", movilizaron un ejército de cien mil hombres y lo enviaron a rastrear el país. Contra un enemigo tan aplastante, la única opción de Angron era penetrar más y más profundamente en las montañas, pero al final no quedó ningún sitio al que dirigirse. En la cima de Fedan Mhor, Angron y sus hermanos se prepararon para hacer su última batalla.

En el tiempo desde la pérdida de los Primarcas, el Emperador no había permanecido ocioso. Guiado por Sus talentos psíquicos sin parangón, se dirigió hacia Sus hijos perdidos. Así, mientras Angron se preparaba para arengar a su ejército para la desesperada batalla que se avecinaba, las naves imperiales de la Gran Cruzada entraron apresuradamente en la órbita del planeta. Negándose a perder a Su hijo antes incluso de haberse reunido con él, el Emperador ordenó que Angron fuese teleportado a bordo, pero Horus, que se encontraba en la nave acompañando a su padre, lo desaconsejó urgentemente. Su inigualable comprensión de la psicología del guerrero le hizo darse cuenta de que arrastrar a la seguridad a un auténtico líder mientras su ejército era masacrado sería algo intolerable, y que semejante acto empañaría irrevocablemente con amargura y resentimiento su relación con sus rescatadores desde el principio.

Horus consiguió convencer a su padre de que había una solución mejor, y cuando el sol se alzó sobre la montaña, los ejércitos de esclavistas se encontraron de frente no sólo con los antiguos gladiadores de Angron, sino también por el Señor de la Humanidad, y los Astartes de los Lobos Lunares. Contra unos oponentes tan formidables, los esclavistas no tenían nada que hacer, y fueron eliminados fácilmente. Mientras el enemigo huía desorganizadamente por las laderas, Angron se aproximó a su padre a través del humo, y se arrodilló suplicante, reconociendo el lazo que los unía, y respetando la verdadera honorabilidad del Emperador y Su causa. Aceptando lo inevitable, la élite gobernante del planeta entregó el poder sin rechistar, y el mundo aceptó rápidamente unirse al Imperio.

Herejía de Dorn Devoradores de Mundos 2

Las cicatrices que resultaron de retirar los Clavos del Carnicero se convirtieron en un recuerdo palpable del pasado rechazado por los Devoradores de Mundos.

Horus tomó a Angron bajo su tutela, educándolo en todos los aspectos del Imperio. Así, logró eliminar sus persistentes dudas sobre si estaría cambiando unos grilletes por otros, y si el Emperador no sería sólo otro esclavista que quería verlo luchar y morir para su propia diversión. Su primer encuentro en Fedan Mhor había ayudado mucho en esto, y la presencia de Horus y sus Lobos Lunares superaron los recelos iniciales de Angron sobre los implantes y psicoacondicionamientos que implicaban convertirse en un Marine Espacial. Al principio, el proceso le pareció inquietantemente parecido a los “chips agresivos” y los implantes cibernéticos que los esclavistas imponían a los gladiadores, y que los volvían menos que humanos. Sin embargo, después de ver a los Lobos Lunares en acción, Angron supo que tales cosas eran simples herramientas para hacerles guerreros más eficientes, y que con un rígido autocontrol no había nada que temer. Cuando la XII Legión llegó finalmente para encontrarse formalmente con su Primarca, Angron estaba listo para tomar el mando.

Angron no había olvidado a sus viejos camaradas, y el ejército de antiguos esclavos fueron los primeros reclutas del planeta en unirse a la Legión. Se deshicieron de los Clavos del Carnicero, considerándolos herramientas de opresores, y la Legión se dedicó por completo al honor marcial y el autocontrol con voluntad de hierro. La furia berserker se convirtió en una sombra del pasado, un legado de su esclavitud que ya no volvería a ser permitida. Entregados a la gloria del Imperio y el Emperador, serían los amos de sus propios destinos. Angron mantuvo algunos aspectos del pasado, como su nombre, e incluso los abrazó como recordatorio de aquello a lo que siempre debían evitar y combatir. En los estadios de combate, los esclavistas llamaban a Angron y sus compañeros gladiadores "Devoradores de Ciudades", para presumir de lo violentos y frenéticos que eran. Así, para sorpresa de los miembros nuevos y viejos, lo adaptó como nuevo nombre de la XII Legión, llamándola "Devoradores de Mundos", para recordarles de la oscuridad de la que siempre debían guardarse.

La Herejía[]

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En los siguientes años los Devoradores de Mundos se convirtieron en sinónimos de honor marcial, y fueron la personificación del sueño del Emperador de reunificar la humanidad por toda la galaxia. Sus Grandes Compañías lucharon a menudo junto a las de los Lobos Lunares, con el idealismo de Angron atemperando el enfoque más pragmático de Horus. De hecho, en un banquete celebrado para festejar el sometimiento exitoso de Herax, Horus alabó públicamente a Angron llamándolo su “brújula moral”. Cuando Horus fue elevado al rango de Señor de la Guerra en Ullanor, nadie apoyó más de cerca a su mentor que Angron, y pareció que, incluso con el Emperador regresando a Terra, la Gran Cruzada estaba en manos seguras.

Tristemente, no fue así. Primero el Señor de la Guerra fue derribado por una enfermedad desconocida, y después llegaron noticias de que Guilliman había declarado territorio independiente las vastas extensiones estelares del este galáctico liberadas por su Legión de los Ultramarines: el llamado Segmentum Ultramar. Semejante afrenta al sueño imperial hizo que los Devoradores de Mundos se entregasen inmediatamente a la tarea de devolver el buen sentido a Guilliman, o de terminar con esta herejía de una vez por todas. Bajo el mando de Rogal Dorn, el Pretoriano del Emperador, se reunieron siete Legiones en la órbita de la última conquista Ultramarine, el quinto planeta del Sistema Istvaan. Los Devoradores de Mundos, junto a los Hijos del Emperador y la Guardia del Cuervo, se lanzaron sobre lo que se suponía era una Legión rebelde machacada y desmoralizada, pero en su lugar se vieron masacrados por los disparos tanto de los Ultramarines como de sus antiguos aliados. Dorn había sido corrompido por los Dioses del Caos, y había arrastrado consigo a los Puños Imperiales, los Manos de Hierro, los Ángeles Oscuros y los Salamandras. Conociendo los legendarios idealismo y lealtad al Señor de la Guerra de los Devoradores de Mundos, Dorn ni siquiera había intentado atraerlos hacia su causa. En vez de eso, optó por usarlos como un sacrificio de sangre para sus Dioses Oscuros, y para comprar la neutralidad de los Ultramarines durante la guerra que se avecinaba.

Vadeando ríos de su propia sangre, los machacados restos de las tres Legiones Leales se abrieron camino hasta el punto de evacuación. El código marcial de Angron exigía que semejante traición no pasase sin castigo, pero incluso él sabía que no ganarían nada con ser masacrados gloriosamente. Su misión ahora era advertir al Emperador de la traición de Dorn. Tras arrastrar tantos de sus hermanos caídos como pudieron a las lanzaderas de evacuación, empezaron a recibir un bombardeo intenso desde las armas pesadas de los Salamandras dirigidos por Vulkan, su horriblemente desfigurado Primarca. Con las lanzaderas y las naves llenas de sus hermanos explotando a su alrededor, Angron aprovechó su última oportunidad para salvar a su Legión y cumplir con su código personal. Hizo saltar la portilla de su lanzadera, y se lanzó desde el lento aparato en mitad de los Salamandras.

Las armas pesadas dirigidas contra los transportes fueron silenciadas, y los pocos supervivientes de las tres Legiones evacuados. El destino final de Angron es objeto de encendidos debates. Tanto los Devoradores de Mundos como los Hijos del Emperador afirman que encontró su fin en combate contra el traidor Vulkan, mientras que la difamatoria propaganda escupida por los Salamandras apunta a un final considerablemente menos heroico. No hace falta decir que desde la Herejía, los Devoradores de Mundos han aprovechado todas las oportunidades de luchar contra los Salamandras. Cualquier campaña entre estas dos Legiones, como la Batalla de Skalathrax o la Purificación de Gorthan-Liess, es luchada con una extrema amargura y odio por ambas partes.

Tras la Masacre del Desembarco en Istvaan V, los Devoradores de Mundos se vieron reducidos a una sombra de su antiguo poder. Se arrastraron de vuelta a su mundo natal con la intención de reconstruir sus fuerzas, a fin de poder tomar algún papel en el fin de la traición de Dorn, pero esto no sería posible. La Herejía había alcanzado incluso su planeta natal. Los antiguos gobernantes del planeta habían abandonado el poder, pero aún conservaban mucha riqueza e influencia. En sus aisladas fincas, lejos de ojos entrometidos, mantuvieron sus costumbres decadentes, y finalmente cayeron en la adoración al Caos. No se sabe con certeza si esto ocurrió de forma independiente, o si fue parte de un plan de Dorn para desestabilizar a la XII Legión, pero cuando se enteraron de que los Devoradores de Mundos habían sido diezmados, y el Imperio arrasado por una guerra civil, aprovecharon su oportunidad. Sus ejércitos privados asediaron al gobierno imperial legítimo, y agitadores pagados soliviantaron a las masas para que se rebelaran. La guerra fue corta, no obstante, pues incluso en su debilitado estado los Devoradores de Mundos fueron capaces de eliminar al enemigo y restablecer rápidamente el orden.

Enfurecidos al ver cómo les arrebataban el poder una segunda vez, los líderes depuestos pusieron en marcha su solución final: si ellos no podían tener el planeta, entonces nadie lo tendría. A su orden, poderosos explosivos fueron detonados a lo largo de las líneas tectónicas y en el interior de las plantas geotérmicas del planeta, inundando las tierras con lava y ahogando la atmósfera con ceniza. Esto provocó nuevas oleadas de actividad volcánica que sumieron el mundo en oscuridad, y se produjo una extinción a escala global. Los Devoradores de Mundos, protegidos por sus servoarmaduras, fueron los únicos supervivientes del cataclismo, pero incluso su Fortaleza-Monasterio en Fedan Mhor había resultado dañada. Tras evacuar a la flota en órbita, la Legión mantuvo una vigilia de cien días sobre su moribundo mundo natal, y después se marcharon, jurando recordar siempre, pero no volver jamás.

Khârn el Imperecedero[]

El noble sacrificio de Khârn en Isstvan V permitió a unos pocos de los cada vez más escasos Devoradores de Mundos escapar de la carnicería, y con ellos arrastraron tantos de sus hermanos heridos y muertos como pudieron. Entre los cadáveres estaba el del Capitán Khârn, escudero del mismísimo Primarca Angron. Cubierto por la sangre de cien heridas terribles, Khârn despertó en la morgue improvisada, afirmando más tarde que Angron se le había aparecido en una visión y le había dicho que aún no era la hora de que se le uniese, y que aún tenía una importante misión por delante. Esto demostró ser cierto. Khârn dirigió a los destrozados restos de la Legión de vuelta a su mundo natal, y como Señor de la Legión superó retos imposibles para reconstruir y revivir a los Devoradores de Mundos. Al haber pasado por el valle de la muerte, y aun así haber regresado aún más fuerte, Khârn el Imperecedero es una analogía de toda su Legión.

Skalathrax[]

Las experiencias compartidas en Istvaan V acercaron a las Legiones de los Devoradores de Mundos y los Hijos del Emperador, y forjaron un fuerte lazo de amistad entre ambas a pesar de sus diferencias filosóficas. Sólo unas décadas tras la Herejía, mientras las dos Legiones aún estaban reconstruyéndose, fueron desplegadas juntas para defender el mundo de Skalathrax de los Salamandras.

Los Traidores afirmaban que la incineración de Skalathrax lo ungiría como su propio Mundo Demoníaco, pero juntos los Leales lograron evitarlo, y al hacerlo se cobraron parte de su venganza por la traición de los Salamandras en Istvaan V.

La frase "Recordad Skalathrax" se convirtió en un lema unificador para el resurgiente Imperio, resonando desde los salones de los Altos Señores de Terra, a las profundidades más oscuras del Ojo del Terror.

Reclutamiento[]

Antes de la Herejía, los Devoradores de Mundos reclutaban principalmente de entre los antiguos gladiadores y luchadores de foso esclavos de su mundo natal. Estos demostraron ser una fuente de Marines duros y con talento, pero lamentablemente no todos eran adecuados. Una parte, ya fuera por haber sido mal tratados, o por inclinación propia, disfrutaban y se abandonaban de tal modo en el derramamiento de sangre, que permitirles convertirse en Devoradores de Mundos era algo impensable. Angron había visto el daño que los ebrios de sangre podían hacer, tanto a ellos mismos como a sus antiguos aliados, y decretó que un autocontrol férreo era algo vital para poder convertirse en uno de sus legionarios.

Parte de este proceso fue la retirada de sus Clavos del Carnicero, y las feas cicatrices dejadas por el proceso se convirtieron en un recordatorio palpable de su pasado rechazado. En solidaridad, los Astartes terranos que nunca habían llevado los chips empezaron a tatuarse la forma de la cicatriz sobre la sien izquierda, y diez milenios después, esta práctica aún continúa.

Tras la destrucción de su mundo natal, la Legión tuvo, por necesidad, que reclutar nuevos miembros de otros Sistemas. Las flotas de los Devoradores de Mundos patrullan por todo el Imperio, de forma que la Legión pueda seleccionar a los mejores candidatos allá donde quiera que se encuentren. Las Barcazas de Batalla de cada Gran Compañía contienen el conocimiento y los recursos necesarios para entrenar y reclutar a la siguiente generación de Devoradores de Mundos. La Legión es muy respetada y generalmente se la tiene por justa y honorable, y muchos Gobernadores Planetarios están ansiosos por convertirse en uno de sus mundos de reclutamiento, con toda la protección añadida que esto conlleva.

Doctrina de combate[]

Dados los orígenes de su Primarca como luchador de pozo y gladiador, y la devoción al honor marcial de Angron, no sorprende ver que la Legión ponga tanto énfasis en el combate cuerpo a cuerpo. Esto se refleja en el alto número de Escuadras de Asalto de sus órdenes de batalla, pero lejos de ser maníacos sedientos de sangre, sus raíces surgen de su propio código de honor marcial, e irónicamente, de su deseo de evitar una matanza indiscriminada. Mientras otras Legiones utilizan rutinariamente bombardeos orbitales y una potencia de fuego devastadora contra los mundos rebeldes, los Devoradores de Mundos se esfuerzan todo lo que pueden por minimizar las bajas civiles, incluso si eso supone que ellos deban sufrir más bajas. Es contra los líderes y tropas enemigos contra quienes llevan el combate, y prueban su temple: no hay honor en masacrar a los viejos, los enfermos y los niños, especialmente si se hace desde la órbita. En el cuerpo a cuerpo, los Devoradores de Mundos conocen y valoran adecuadamente cada vida que se cobran.

En muchas ocasiones, especialmente en el famoso asalto contra el rebelde Partrum Junta y el abordaje de la Barcaza de Batalla Narciso Negro, Grandes Compañías enteras han salido a combatir armadas únicamente con Pistolas Bólter y Hachas Sierra. Sin embargo, esto no quiere decir que los Devoradores de Mundos desprecien las armas de largo alcance, particularmente cuando se enfrentan a xenos y enemigos contaminados por la Disformidad. El Bólter es para ellos un instrumento de la voluntad del Emperador tan sagrado como lo es para las demás Legiones Leales, y desde sus primeros tiempos, sus Escuadras de Devastadores han sido honrosamente conocidas como “Los Dientes de los Devoradores de Mundos”. La Legión es clínica en su valoración del mejor método para eliminar a los enemigos del Imperio, y en el campo de batalla las Escuadras Tácticas, de Asalto y de Devastadores encajan perfectamente para convertirse en una máquina letal e imparable de servoarmaduras blancas y azules.

Organización[]

Al no tener ya un mundo natal, la Legión de los Devoradores de Mundos opera ahora desde su flota, y se ha extendido por las estrellas. Cada Gran Compañía, formada por más de mil Marines Espaciales y dirigida por un Capitán y sus lugartenientes, se esfuerza por realizar sus deberes asignados a la perfección. Normalmente, al menos dos tercios de las Grandes Compañías de la Legión se encuentran participando en Cruzadas proclamadas por los Altos Señores de Terra, una proporción jamás igualada por las demás Legiones Leales. Estas Grandes Compañías se ponen al frente de la batalla contra los Poderes Ruinosos, las amenazas xenos y por la recuperación de áreas de la Galaxia largo tiempo perdidas para el Imperio. Semejante tarea es peligrosa incluso para las Legiones Astartes, y el ímpetu con que los Devoradores de Mundos se entregan a ella resulta envidiable.

Una vez la Cruzada ha logrado su objetivo, regresan a territorio propiamente imperial para reclutar, entrenar y recuperar sus fuerzas. Aunque esto podría considerarse un estado de reserva, aún hay muchas batallas que librar dentro del Imperio. Las rebeliones contra el legítimo gobierno imperial son tristemente comunes, las flotas piratas plagan las rutas espaciales e incluso las Cruzadas imperiales son incapaces de prevenir invasiones a gran escala de herejes o alienígenas belicosos.

La difusa naturaleza de la Legión de los Devoradores de Mundos implica que, en la práctica, cada Gran Compañía mantiene un alto grado de independencia. La autoridad suprema reside en el Consejo de Capitanes, presidido por el Señor de la Legión, el cual por necesidad se reúne casi exclusivamente a través de medios astropáticos. Es esencial para coordinar las acciones de los Devoradores de Mundos por todo el Imperio, así como para decidir el envío de tropas a las Cruzadas imperiales, y en raras ocasiones para aprobar la creación de una nueva Gran Compañía.

Creencias[]

Los Devoradores de Mundos conservan el sentido del honor marcial, la disciplina y el férrero autocontrol de su Primarca. Están, si cabe, más organizados y estructurados incluso que los secesionistas Ultramarines y sus Capítulos Sucesores, aunque los Devoradores de Mundos sólo se ocupan de los asuntos militares, en lugar de intervenir en la vida de los civiles. A pesar de las traiciones y pérdidas que sufrieron durante la Herejía, nunca han perdido su creencia idealista en el concepto del Imperio del Emperador. Para este fin, contribuyen constantemente a las Cruzadas, junto a otras Legiones o junto al Ejército Imperial. A diferencia de otras Legiones, sin embargo, los Devoradores de Mundos lo hacen porque creen que es lo que debe hacerse, más que como parte de alguna maquinación política para obtener sus propios fines.

Aunque la Legión mantiene un Librarium de hermanos de batalla dotados con poderes psíquicos, son pocos en número. Esto se debe principalmente a su desconfianza innata de los poderes del Inmaterium, prefiriendo utilizar en lugar de llamas brujas una honesta Hacha Sierra. Después de que la Herejía revelase el horripilante alcance de la amenaza de los Poderes Ruinosos, los sucesivos Señores de la Legión empezaron a darse cuenta del valor de ser capaces de luchar también en el plano etéreo. Con este fin, los Bibliotecarios de los Devoradores de Mundos se encargan de la vital tarea de sentir lo maléfico, y de proteger las almas de sus hermanos. Esas funciones no les eximen de sus deberes normales. Son Devoradores de Mundos, y por tanto se espera de ellos que se prueben a sí mismos en el frente de la batalla, donde sus armas psíquicamente reactivas demuestran ser extremadamente útiles.

Semilla Genética[]

La semilla genética de la línea de Angron presenta un grado inusual de degradación genética, y el implante de la Omofágea ha desaparecido por completo. Los registros del Adeptus Mechanicus muestran que el implante desapareció abrupta e inexplicablemente de las muestras enviadas para probar su pureza a mediados del M34. Cuando se les ofreció devolverles semilla genética almacenada que aún contenía la Omofágea, la Legión respondió claramente que ese implante ya no era necesario.

La degradación general de la cualidad de su semilla genética es atribuida al uso de dosis más altas de las recomendadas de algunas sustancias químicas implicadas en la hipnoterapia y el adoctrinamiento de los Marines. Este peligroso tratamiento permite a los Devoradores de Mundos controlar sus respuestas, emociones y reacciones involuntarias mucho más que las demás Legiones, de acuerdo con su filosofía de imponer un riguroso autocontrol en el campo de batalla. Aunque este desgaste genético aún no ha provocado daños visibles en la calidad de los implantes, hay una gran preocupación por si finalmente la viabilidad a largo plazo de toda su semilla genética podría perderse. El Imperio no puede permitirse perder a los Devoradores de Mundos, pero a pesar de esto la Legión se ha resistido a todos los intentos de convencerles de cambiar sus procedimientos.


Varren se apartó de la Espada Gélida blandida salvajemente. Contraatacando, golpeó con su Hacha Sierra, acertando al Lobo Espacial en el área vulnerable entre el brazo extendido y la dura placa pectoral. Los dientes energetizados cortaron fácilmente a través de la ceramita y la carne, lanzando un chorro arterial por toda la sala, y cubriendo su cara y su armadura blanca y azul del rojo más profundo.

El traidor se derrumbó sobre el suelo, casi partido por la mitad por el Hacha Sierra. Estaba incapacitado, pero aún se aferraba a la vida. A Varren le entristecía que una de las Legiones del Emperador pudiera haber caído en la adoración a los Poderes Ruinosos, dedicándose sólo al derramamiento de sangre y a cortar cabezas. Mirando a los ojos del loco, un terrorífico pensamiento le asaltó: ¿Habría sido este su destino si Angron no hubiese dado la espalda a la matanza? Por la gracia del Emperador...

- ¿Tienes algunas últimas palabras, rompedor de juramentos? -preguntó Varren, alzando su Hacha Sierra en preparación para la ejecución de un guerrero.

- Sangre para el Dios de la Sangre. No le importa de dónde fluye -respondió con tono áspero el Lobo Espacial, con una borboteante carcajada-. Somos hermanos de sangre ahora...

El sacrílego insulto fue interrumpido bruscamente por la caída del hacha.

Varren lamió distraídamente sus labios, y saboreó el toque ácido y cobrizo de la sangre del traidor. Durante el más breve instante, su mente se llenó de los recuerdos de su oponente, y experimentó el disfrute de perderse dentro de la creciente marea de sangre...

Entonces los muros del autocontrol se cerraron de nuevo en su sitio, y con revulsión cayó de rodillas. Por encima del sonido de sus propias arcadas, el Capitán Varren estuvo seguro de que podía oír las tentadoras carcajadas de los Dioses Oscuros.

Grito de guerra[]

"¡Por Angron y el Emperador!" es un grito común, aunque cuando los Devoradores de Mundos se enfrentan a los traidores de la Legión de los Salamandras, a menudo utilizan "¡Recordad Skalathrax!" en su lugar.

Leer más[]

Herejía de Dorn - Historia y Legado de la Traición de Dorn.

Fuentes[]

Extraído y traducido de The Dornian Heresy - The Legio Imprint, creado por el foro Bolter and Chainsword.

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